Nuestra corta imaginación nos hace ponerle números a trozos de nuestra vida. Terminó 2009. Listo, acotado, liquidado. Un infarto, un coma hipoglucémico, una caída, una depresión, una pancreatitis. ¿Un año malo? No, un año trasparente, un año sin careta: como cuando la lluvia arrastra la tierra y deja la roca desnuda, todos luchando, golpeados, heridos, pero todos. Boqueando como peces buscando la alegría.