En los inicios de la Web 2.0, la Red estaba formada por espacios personales, blogs y páginas que creaban un entramado horizontal de contenidos individuales. Ante la evolución de Internet, Jaron Lanier defiende una postura polémica: la Web 2.0 ha acabado con la creatividad personal, generando una estructura basada en la tecnología y no en las personas, donde los modelos de negocio se sustentan casi exclusivamente en la publicidad.