¿Ha destruido Internet la capacidad individual?

En los inicios de la Web 2.0, la Red estaba formada por espacios personales, blogs y páginas que creaban un entramado horizontal de contenidos individuales. Ante la evolución de Internet, Jaron Lanier defiende una postura polémica: la Web 2.0 ha acabado con la creatividad personal, generando una estructura basada en la tecnología y no en las personas, donde los modelos de negocio se sustentan casi exclusivamente en la publicidad.
saturado

Jaron Lanier está considerado como un gurú muy poco al uso de las nuevas tecnologías e Internet. Como desarrollador de software vivió en primera persona los inicios de la Red y fue quien popularizó a principios de los 80 el término realidad virtual. Recientemente Lanier ha publicado el libro You are not a gadget, un manifiesto que tira por tierra la mayoría de conceptos ligados a Internet considerados como positivos, la filosofía del intercambio, el código abierto y la colaboración masiva, características propias de la era de la Web 2.0.
Contradiciendo la mayor parte de las teorías ligadas a la red colaborativa, que se recogen en libros como Here comes everybody, de Clay Shirky, o The wisdom of crowds, de James Surowiecki, Lanier explica en su libro que la colaboración en masa es a la práctica una falacia, puesto que la mayor parte de los contenidos resultan mediocres y se destruye la creatividad individual, que queda ahogada en un mar de contenidos. Según Lanier, ante el auge de lo gratuito y las bondades de la creación colectiva, estamos perdiendo la capacidad de valorar el conocimiento individual. Se trata de afirmaciones en gran medida basadas en unos principios anteriores a la expansión de la Red, sin embargo, Lanier destaca que “estamos idealizando todo lo que surge de la creación colectiva (…) confundiendo ideología con logros”.
El autor de You are not a gadget afirma que tal y como se está desarrollando Internet, en la sociedad actual el conocimiento se relega demasiado a la tecnología, y especialmente a los motores de búsqueda, puesto que “la inmensa mayoría no lee más allá de los primeros enlaces que ofrecen los buscadores”. El principal peligro, según Lanier, es la confianza cada vez más generalizada en la inteligencia artificial, en un entramado de Internet diseñado cada vez más según procesos de computación pensados para gestionar información, en lugar de buscar diseños que respondan a la forma en que pensamos e ideamos las personas.
Extraido de <-