Cuando los dioses... crean repositorios. Afluente segundo

En la primera parte de esta serie escribí sobre mi experiencia como testigo en la creación del repositorio digital educativo andaluz. Ahora hablaré de mis intentos fallidos de que este repositorio se hubiera hecho de otra manera. Y de mi amiga Odile, a la que envío un saludo desde aquí.

GNU Edu es el buscador y agregador de recursos que viene escribiendo sin ver un duro mi amiga Odile Bénassy desde hace años. En noviembre de 2005 publiqué un artículo en la revista Linux Magazine dedicado a esta aplicación; me acuerdo de escribirlo en verano, en el balcón de casa, en esas noches gloriosas del verano.

¿Qué tiene de especial GNU Edu? En primer lugar el modelo de construcción, por el viejo y moribundo método del software libre: una profesora —entonces lo era— ve una necesidad y se pone a resolverla escribiendo código. Se da cuenta de que los buscadores genéricos no sirven para dar respuesta a las necesidades específicas del profesorado, que hace falta una búsqueda mucho más detallada, más... granular (la palabra mágica). Se plantea hallar una solución internacional, y para hacerlo, a pesar de las diferencias entre los currículos de los distintos países, descompone esos currículos en elementos educativos (dibujar, línea recta...) que son los que usarán en las búsquedas.

En segundo lugar es software libre horizontal, para que los profesores y profesoras registren recursos libres, propios o ajenos. Aunque ha caído en la tentación del LOM y los estándares, nada obliga a los voluntarios a rellenar todas las casillas; sí son obligatorias las que tienen que ver con la licencia del documento y los derechos a los que se renuncia — pero estos datos debían constar siempre en todo documento, ¿no es cierto? A propósito, hay una versión demo, para que puedas examinarlo.

En tercer lugar GNU Edu no está planteado como un servicio centralizado como los típicos de la web 2.0. Cada centro o una persona, puede tener su repositorio de contenidos, se trata de una aplicación LAMP para la que Odile prepara instaladores. En esto, lo hemos discutido, creo que se equivoca Odile, que un repositorio para que sea utilizado y útil tiene que tener una masa crítica y eso sólo se logra centralizando los datos. Además, o lo sostiene una administración o el tráfico a través del servidor, en ambos casos es necesaria la centralidad. Problema aparte es el derecho de los participantes a recuperar y controlar sus aportaciones, pero en ese sentido crear un servidor centralizado debería servir para avanzar en la búsqueda de una solución adecuada y respetuosa de los derechos digitales desde el punto de vista del conocimiento libre y el uso transparente de los datos.

¿Si se iniciara ahora la construcción de GNU Edu debería hacerse igual? Ahí tengo mis dudas. En primer lugar, aunque Gnu Edu ha logrado la ayuda de voluntarios, no tiene una empresa detrás que arriesgue para que se complete una versión utilizable. Además creo que debería avanzar en el sentido de incorporar las folksonomías y las redes sociales de profesores; aunque no veo tan fácil cómo concretarlo: la fuerza de Gnu edu está en la descomposición de los programas nacionales o autonómicos en sus términos clave, en su ontología, y una nube de términos de búsqueda creados por los usuarios es lo que hay en todos los servicios web 2.0 y no parece que nos lleven muy lejos.

¿Por qué no se usa Gnu Edu? Siempre me hacen la misma observación: es que no tiene recursos. No tiene recursos porque no se usa, no se usa porque no tiene recursos, en un círculo vicioso paralizante. Gnu Edu nunca ha pasado del estado de idea interesante al de recurso útil. Para ese paso, que no puede dar una empresa creada ad hoc porque competiría en situación de desventaja con los repositorios creados por las administraciones públicas, sería necesario el apoyo de una administración. Gnu edu sólo tendrá éxito si alcanza una masa crítica. Yo, en mi (in)modestia, lo he intentado. Os prometo que hablé de Gnuedu en la reunión de la comisión del repositorio de 2004, que le he hablado a Jesús Peñas, a Ismail Alí... Si no se usa es porque no logré convencer a nadie (no creo que nadie más lo haya intentado en España), y porque las administraciones prefieren encargar sus propias soluciones.

Ahora bien, desde el punto de vista de una persona que viene de la pelea del software libre por la libertad del medio en que trabajamos cada vez más, que tiene claro que la lucha se ha convertido en la batalla de la libertad del conocimiento, y preocupada por el control de mis datos en internet, me gustaría que Bartic o Agrega (o Delicious o Facebook) garantizaran que soy el dueño soberano de mis datos, y que puedo recuperarlos en un formato que no destruya su utilidad. Odile Bénassy sí lo garantiza, no hay más que volcar la  base de datos que genera la aplicación.