La confrontación de lo teórico y lo práctico en la educación

Un estudiante con herramientas intelectuales y conceptuales adecuadas, puede considerar opciones para mejorar el sistema de riego en la finca de su familia, puede buscar programas gubernamentales de apoyo a los emprendimientos en las ciudades, puede reconocer los instrumentos legales para exigir el respeto de sus derechos constitucionales, puede realizar análisis críticos sobre lo que escucha de los políticos y de los medios de comunicación. Es decir, puede realizar construcciones conceptuales propias (teorías) para comprender y actuar sobre el mundo que lo rodea.
Pero antes de continuar, es necesario aclarar algunos términos que se utilizan indiscriminadamente en la educación, entre ellos lo referido a lo teórico y lo práctico. Para empezar, lo práctico no es sólo lo divertido, lo lúdico, lo fácil o lo superficial. En ocasiones, los estudiantes de todos los niveles (desde los niños de básica primaria hasta los adultos de postgrados) utilizan la palabra práctica para exigir clases más dinámicas, entretenidas y relacionadas con las estructuras de pensamiento y la cultura general de ellos mismos. Pero el razonamiento práctico y el saber que genera es mucha más que esto.
El conocimiento práctico referido a una profesión o disciplina, o el saber cotidiano en relación con lo que las personas construyen en el día a día, surge de la experiencia en el actuar. Cuando dialogamos y hacemos actividades con nuestras familias, o nuestros amigos o en nuestro trabajo, se van configurando interpretaciones acerca de lo que hacemos y lo que somos, que nos permite no sólo saber cual es la forma adecuada de comportarse o de actuar en cada situación específica, sino que también va dotando de sentido a nuestra vida.
Este saber cotidiano que se caracteriza por ser inmediatista, intuitivo y empírico, y que es muy necesario para desenvolvernos en el ámbito local y en el corto plazo, es insuficiente para analizar las cosas en perspectiva histórica y universal mas allá de nuestra experiencia personal, familiar o generacional. Para muchos adolescente, lo único que existe es el yo, el aquí y el ahora, perspectiva desde la que toman sus decisiones, sin considerar las consecuencias de sus acciones (no hay proyección en el futuro) y sin considerar las consejos de los adultos (no hay reconocimiento de la experiencia de otros).
Para una familia (y para una población) puede ser más fácil, rápido y barato dirigir la cañería de su casa al río, o deforestar las cuencas de los ríos para extender el área cultivable, pero en el largo plazo, estas acciones van a afectar a todos los habitantes de la región. Para las personas puede resultar más fácil y cómodo no participar en los espacios democráticos que tiene la sociedad, o participar en ellos buscando prebendas politiqueras, pero en el largo plazo, esto significa darle el poder a personas y grupos para consolidar esquemas sociales clientelistas y caudillistas llenos de corrupción, que en últimas nos termina afectando como personas y como sociedad.
Es por esto que la escuela no puede quedarse sólo en lo práctico, ni entendido como clases más entretenidas (la versión mas reducida de los práctico), ni como construcción de saber cotidiano, al fin y al cabo, esto lo aprendemos en el día a día desde que nacemos y en muchos de los espacios sociales en los que participamos. La escuela debe marcar una diferencia. Pero lo teórico también se ha deformado en la escuela, ya que se suele referir a la presentación aburrida de información, de datos, sin ninguna relación con el contexto cercano, interpretación que también es insuficiente.
La teoría es más que mera información, son esquemas conceptuales, ideas claramente definidas e inequivacamente relacionadas para explicar y comprender el mundo que nos rodea. Pero incluso, lo más importante de la teoría no son las explicaciones que da, sino los procesos de pensamiento que desarrolla, y que permiten reinterpretar y crear esas explicaciones. El conocimiento que se genera a partir de este tipo de razonamiento es reflexivo, sistemático, riguroso, va en busca de la verdad, pero no como dogma, sino como explicación que parte de unos hecho, se sustenta con unas evidencias y es sometido a pruebas por una comunidad para alcanzar validez intersubjetiva y con ello objetividad.
La importancia del conocimiento teórico es que le da perspectiva histórica y universal a nuestro pensar y nuestro actuar. Ya no se trata de actuar sólo en función de nuestra experiencia personal y nuestra cultura local, sino en considerar también el conocimiento, los avances, las utopías de la humanidad. No es lo mismo que un estudiante campesino vaya al colegio pensando que pierde el tiempo que podría aprovechar cosechando (lo inmediato y local), a que aproveche las herramientas conceptuales e intelectuales de las diferentes áreas para buscar mejores mercados para sus productos, mejores técnicas de cultivo en armonía con el medio ambiente y mejores formas de plantear las relaciones con las personas y la cultura para favorecer la convivencia (lo futuro y universal).
Igualmente, no es lo mismo que un estudiante de la ciudad vaya al colegio por obligación, para no quedarse en las calles aprendiendo lo que consideran útil y ser ser reconocido en los grupos o tribus juveniles (lo inmediato y lo local), a encontrar en la escuela espacios para expresarse desde el arte y no desde la violencia, para comprender el mundo que les rodea y mirar las opciones que puede aprovechar o construir para el bienestar suyo y de su familia, en beneficio también de la sociedad (lo futuro y universal).
Si asumimos nuestra labor como un dictar temas (Nivel 1), tal vez asumamos lo teórico como mera información que se debe transmitir a nuestros estudiantes, perspectiva que pudo tener sentido hace un par de siglos cuando la información era restringida y la única manera de acceder a ella era a través de procesos de enseñanza centrados en la memorización. Preocuparse por que los estudiantes aprendan esta información, de forma divertida y lúdica (Nivel 2) no cambia esta perspectiva.
Asumir nuestra labor de manera más integral, aprovechando lo espacios que generan las clases para procurar mover la parte sensible y racional de los estudiantes con el fin de hacer de ellos mejores personas, que más allá de sus intereses personales, también consideren a las otras personas que viven con ellos, en sus familias, sus barrios o comunidades, su país, para que desde esta conciencia busquen un bien mayor junto con su bienestar personal (Nivel 3), es una importante labor que considero se debe seguir haciendo en la escuela, así no sea reconocida o apoyada explícitamente por el sistema educativo.
Pero así mismo creo que la labor docente debe ir más allá y en la medida que los estudiantes van avanzando en su ciclo de educación formal, la preocupación debe estar en dotarlos de herramientas intelectuales y conceptuales, como parte del legado que la humanidad tiene para que las generaciones presentes y futuras avancen hacía los retos y desafíos, pero también las utopías que el mismo hombre ha venido construyendo como especie (Nivel 4). Esta es la contra-parte, junto con la anterior (Nivel 3) que considero da sentido a la educación y a la labor que desarrollamos.
Crear escenarios en el aula donde se pueda dar el salto de lo práctico (como un saber actuar en lo cotidiano, y no sólo como clases entretenidas) a lo teórico (como explicaciones conceptuales y forma de razonamiento, y no cómo mera información), requiere que los docentes hagamos este transito primero, ya que es poco probable que podamos desarrollar en nuestro estudiantes formas de pensar y razonar (con la mediación de las diferentes áreas de conocimiento escolar) si nosotros mismos no hemos desarrollado estas herramientas intelectuales.
Una forma de hacerlo es profundizando en las áreas de enseñanza que tenemos a cargo en la educación básica y media, pero no sólo como información, sino como los procesos de pensamiento y como dinámicas de las comunidades académicas que desarrollan estas áreas. Si bien no se busca que docentes y estudiantes sean científicos, artistas o escritores, si se busca que ambos entren en las formas de razonamiento y en las dinámicas sociales de ellos, para aprovechar los desarrollos y sentidos que estas profesiones generan. Una forma de empezar este recorrido, es reconociendo lo planteado para las diferentes áreas en los documentos de los Lineamientos Curriculares, en los Estándares Básicos de Competencias y en los Marcos de Referencia para los Exámenes de Estado.

Este escrito se basa en la publicación “Cuatro niveles por los que puede transitar la labor docente