Reseña del libro Por una Cultura Libre
Por una Cultura Libre, es un libro escrito por Lawrence Lessig que muestra los cambios que ha tenido la legislación sobre el Copyright en Estados Unidos. Cambios que han sido promovidos por los grandes grupos empresariales de la industria de la comunicación y el entretenimiento, y que están afectando la libertad como valor fundamental en una sociedad democrática y capitalista.
Este libro pone en el centro de la discusión la defensa de la libertad (en el contexto Estadounidense), porque ella es la que permite la libre expresión, el libre albedrío, el libre mercado, la libre elección y la democracia. Por tanto, la Cultura Libre se da en una sociedad tiene la libertad para acceder, transformar e innovar buena parte de sus contenidos culturales sin estar condicionados o sin la necesidad de pedir permiso.
Pero libertad no es igual a gratuidad, por ello Lessig recuerda que las leyes, siguiendo la Constitución de los Estado Unidos, han tenido el propósito de buscar el equilibrio entre el monopolio de la explotación económica sobre el producto de la actividad creativa y la puesta de estas creaciones como Dominio Público para el beneficio de la sociedad. Pero esto equilibrio se ha roto, bajo el supuesto de estar librando una guerra contra la piratería y a favor de la propiedad creativa, con lo cual se esta generando una Cultura del Permiso que en nada favorece la creatividad y la innovación. Estados Unidos tiene experiencia librando guerras de prohibición, y en las dos más importantes, el alcohol y las drogas, no ha tenido buenos resultados.
La búsqueda de un equilibrio entre la explotación económica sobre los productos de la actividad creativa y el beneficio social, tuvieron su origen en la confrontación del pueblo de Inglaterra con con sus monarcas, debido a los monopolios a perpetuidad que tenían los editores para la publicación de libros, mecanismo utilizado por la corona para controlar la circulación de ideas liberales.
Esta confrontación llevó a que el Parlamento Británico adoptará la primera ley de Copyright en 1710, denominada Estatuto de Ana, el cual otorgaba un periodo de 14 años para la protección de las obras, con la posibilidad de que el autor renovará la protección por otros 14 años. Después del periodo de protección, las obras pasaban a Dominio Público, lo que significa que cualquiera la podía usar para lo que quisiera, si tener que pedir permiso a nadie. Aunque la diferencia con las actuales leyes, es que en ese momento la protección sólo era sobre la realización de copias (de ahí el termino Copyright o Derechos de Copia que es diferente a las leyes de Derechos de Autor de origen Europeo) y no sobre las obras derivadas, como por ejemplo la realización de traducciones o guiones de teatro basados en un libro.
Este equilibrio jurídico permitió que personas como Walt Disney empezará en 1929 una carrera de innovación empresarial, al utilizar las creaciones que ya estaban en dominio público, es decir las anteriores a 1900, como base para crear sus películas animadas. En ese entonces, el promedio de protección de Copyright no era mayor a 32 años y los autores poco utilizaban la figura de renovación de la protección. Lo que demuestra que las obras de Domino Público son una importante fuente de inspiración para generar nuevas oportunidades de negocio en una sociedad democrática.
Sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente en los últimos 50 años. El Congreso de Estados Unidos, debido a la presión y lobby de los grandes grupos empresariales de las industrias de comunicación y del entretenimiento, ha venido aumentando el tiempo, el alcance y han cambiado los procedimiento del Copyrigth. Ahora la protección es durante toda la vida del autor más 50 años, se incluye las obras derivadas y no se requiere de registro para que las obras queden automáticamente protegidas por el Copyrigth, copiando de esta manera la doctrina jurídica europea.
Existen estudios que muestran que sólo el 15% de los contenidos tienen vigencia comercial después de los 50 años de protección, lo que significa que, el 85% de los contenidos producidos por una sociedad, que podrían pasar a Dominio Público para que estén al alcance de todos (beneficio social) y además permitan nuevas formas de negocio (beneficio económico), se están desperdiciando. Pero hay otros riesgo, no existe legislación que obligue a que la producción audiovisual y multimedial se almacene en bibliotecas, como si sucede con los libros, lo que significa que un gran banco de películas, programas de TV y música corre el riesgo de perderse para siempre, y los dueños del Copyrigth (que no son los autores), no tienen el más mínimo interés de cambiar esta situación.
Este tipo de protección no es para proteger a los autores, debido a que la protección se realiza generalmente a los editores. Tampoco es para promover la innovación, ya que toda estas industrias (cine, radio, tv cable) surgieron de las mismas prácticas de piratería que ellos actualmente están persiguiendo. Lo que están haciendo es proteger una forma de hacer negocios y evitar el ingreso de nuevos competidores, y la única forma de lograrlo es des-estimulando la innovación en los procesos de creación de contenidos.
Una trampa a la que se induce en esta guerra contra la piratería, es equiparar el robo de un CD en una tienda de discos, con la descarga de un archivo de música. Si tomo el CD me estoy robando algo físico, dejo a la tienda sin el CD y ocasiono una perdida económica. Si descargo el archivo, este no desaparece del servidor (cómo cuando se comparten y se discuten ideas). Es claro que hay una afectación económica si la descarga del archivo remplaza la compra del CD, pero también es claro que no se puede calcular estas perdidas a partir del número de descargas, porque no todos comprarían el CD si no descargan la música, ni que todo lo que se descargue sea piratería, ni que se deba restringir nuevas formas de hacer negocio con estas nuevas tecnologías.
En el pasado, el Congreso de los Estados Unidos ha sido permisivo con ciertos tipos de piratería. Esto sucedió con la regulación de los pagos por Copyrigth de las emisoras de radio y la televisión por cable, para evitar que los dueños del Copyrigth hicieran cobros exagerados que limitarán el desarrollo de modelos de negocio a partir del desarrollo tecnológico. Sin embargo, el mismo criterio no se ha aplicado a las emisoras por Internet. Las leyes no deberían atacar las tecnologías, sino que debería buscar el equilibrio entre el beneficio de las actuales empresa que tienen los Copyright de los contenidos y la posibilidad que estos contenidos generen nuevas oportunidades de negocio en el futuro.
La doctrina jurídica de Estados Unidos reconoce que la cultura produce contenidos (en cualquier medio o formato) de dos tipos: los comerciales y los no comerciales. Las leyes se crearon para regular sólo los contenidos del primer tipo, pero sólo por un tiempo limitado, después del cual pasarían al segundo tipo. De esta forma la sociedad contaría con un pequeño conjunto de contenidos regulados, los cuales además se pueden usar sin pedir permiso dentro de un sistema jurídico denominado “Uso Justo” (en el Derecho de Autor se llaman excepciones), y un gran conjunto de contenidos sin regulación. Este es el esquema general de una sociedad con una cultura libre.
Pero las cosas han cambiado. La aparición de Internet hace que todo lo que se haga con los contenidos sean copias, por tanto, los grande grupos empresariales no ven ciudadanos o usuarios haciendo uso de contenidos, sino piratas, a los cuales le han declaro la guerra para imponer una idea que maxisa sus ganancias pero que esta en contra de la intención plasmada en la Constitución Estadounidense para la protección de las obras creativas. El problema desde esta perspectiva es que ya no habrían contenidos sin regulación, todos los contenidos digitales pasan a ser regulados y protegidos con la legislación de Copyright. Incluso, estos grupos empresariales han hechos grandes esfuerzos a través de demandas a usuarios y otros abogados, para desvirtuar y des-estimular el “Uso Justo” que permitía la ley. El Congreso, que debería legislar para regresar el equilibrio, se ha puesto del lado de los grupos empresariales, por tanto, estamos perdiendo la Cultura Libre y se esta abriendo paso la Cultura del Permiso.
Las consecuencias no son sólo económicas, al impedir que otros Walt Disney aparezcan, sino también sociales. En un mundo en el que sólo unas cuentas grupos empresariales controlan la gran mayoría de compañías de comunicación del mundo, es un mundo en el que se limita la libertad de expresión, es un mundo en el que unos pocos determinan que debe saber la gente. Estamos regresando a la época en la que los editores tenían el control de la producción cultural de la sociedad. Internet, que puede llegar a ser el único espacio para la libre expresión, para la discusión pública a través de diferentes lenguajes (escrito, audiovisual, multimedial) esta siendo coartado por leyes de Copyright que limitan el reuso de contenidos sin importar si es con usos comerciales o no, o si está dentro de los “Usos Justos”.
Pero Internet ha posibilitado otro tipo de perversión, una en la que la aplicación de las leyes ya no es determinada por abogados que han sido formados en la tradición social y jurídica de los Estados Unidos, sino que ahora la aplicación de las leyes del Copyrigth se esta dejando en manos del código (software). El código no juzga lo que esta bien o esta mal, el sólo aplica reglas, reglas que le convienen a las grupos empresariales (por ejemplo obvian el “Uso Justo” de los contenidos protegidos), pero que afectan los derechos y libertades de las personas, y cuando se esta en guerra, todo vale.
Ante este escenario, Lessig propone crear un sistema de gestión de Copyright que le permita a las personas, entidades y organizaciones, licenciar los contenidos con menos restricciones de las que se dan por defecto, para que la sociedad recupere la posibilidad de contar con un conjunto de recursos que se pueda acceder y usar de forma libre. Este sistema se denomina Creative Commons. Esto no soluciona el problema de fondo, pero ayudará a crear consciencia sobre el problema que las sociedades modernas están enfrentando, aunque las personas no sean consciente de ello.
Aunque este libro es pensado y escrito desde la cultura estadounidense, nos permite entender cómo las leyes cambian de acuerdo al balance de fuerzas de una sociedad en un momento determinado de su historia. El ideal de contar con leyes que mantengan el equilibrio social esta siendo desvirtuado por una mirada que solo considera el beneficio económico, sin embargo, siempre existirán personas y grupos que nos llamen la atención sobre los peligros de los extremos. Este libro es un llamado a trabajar por recuperar el equilibrio sobre la protección de los contenidos que genera una sociedad en el mundo de hoy.
Descarga del libro en ingles: http://www.free-culture.cc
Descarga del libro en Español (Elastico): http://www.elastico. … archives/001222.html
Descarga del libro en Español (Traficante de Sueños): http://traficantes.n … rolar_la_creatividad
Gestión de Licencias Creative Commons: http://creativecommons.org
Para finalizar, comparto tres charlas TED. La primera charla “La ley está ahogando la creatividad“, el propio Lawrence Lessig plantea los peligros que la actual legislación sobre derechos de autor tiene para el trabajo creativo y el desarrollo de empresas que se basen en la innovación. En la segunda charla “Re-examinando el Remix“, Lessig menciona la importancia social y económica de tener libertad para remezclar, en un tono más político y activista. Finalmente, la tercera charla “Lecciones de la cultura libre de la moda”, Johanna Blakley menciona que el éxito de la industria de la moda, que mueve más dinero que las industrias del entretenimiento, se debe a que no esta regulada por el derecho de autor (Copyrigth).
La ley está ahogando la creatividad
Re-examinando el Remix
Lecciones de la cultura libre de la moda
- Bitácora de uhernandez
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