Ahora creo firmemente en las “reconciliaciones con el pasado”. Si algo sucedió y no pudimos evitarlo, no pudimos actuar en el momento sea cual sea la razón (edad, distancia, no se tenían los medios, etc) no tenemos porqué enojarnos o actuar en consecuencia como si fuera responsabilidad nuestra, es decir, no tenemos ni siquiera razón para guardar rencor infundado.