Hace años escucho y leo que la palabra alumno significa “sin luces”.
¡Por favor, hablemos de docente y discente, porque decir alumno es despreciar a los chicos!
Y yo lo creí, y lo adopté.
Me esforcé por decir “estudiante”, “niño”, “chico”, “participante”… ¡hasta tuve pesadillas culposas cuando alguna vez se me escapó la palabra alumno!
Hace un tiempo me enteré vía Facebook (gracias a Eduardo Betas), que había sido víctima de un delirio etimológico: