Actualización pedagógico-musical (II)
Fernando Anaya Gámez
La segunda de las Jornadas de actualización pedagógico-musical organizadas por el Centro del Profesorado de Marbella-Coín, que se ha celebrado hoy en el IES Los Boliches de Fuengirola, me ha dejado algo decepcionado. Tras las excelentes ponencias de Belén Vega Pichaco del viernes pasado, en las que nos presentó por un lado sus conclusiones tras el estudio directo de la correspondencia de Manuel de Falla y por el otro las raíces de la música cubana desde una perspectiva novedosa para la musicología europea, me esperaba que se mantuviera tal nivel de rigor y de innovación, además de cierta coherencia con el título de las jornadas mismas. Sin embargo, y eso ha sido la principal, que no la única, razón de mi decepción, la pedagogía musical no estaba presente ni por asomo en las dos ponencias de hoy, tituladas “La música y la danza antiguas: origen y evolución de la terminología y del fenómeno musical” y “La Flauta Mágica de W. A. Mozart: paradigma de la música masónica en la Viena de finales del siglo XVIII” y pronunciadas por Fernando Anaya Gámez, quien empezó comentando que no nos esperáramos una exposición científica porque no era el momento ni el lugar (¿?).
Así que se limitó a explicar unas definiciones básicas (p.e. interpretación musical historicista vs. tradicionalista y música antigua vs. música de la antiguedad) y a presentar unos ejemplos muy trillados (la simbología másonica presente en los acordes iniciales de la obertura de La flauta mágica) sobre dos temas que hubieran merecido otro grado de profundización. Sobre todo si pensamos al tipo de audiencia al que se estaba dirigiendo: todos colegas suyos, profesorado de Educación secundaria y de Conservatorio.
Nos hemos quedado en la superficie, es más, en la segunda de las ponencia ni siquiera hemos llegado a tocar el agua, ya que, tres cuartos de hora y muchos detalles sobre la estructura y los ritos iniciáticos de la francmasonería después del comienzo de la disertación, apenas se había hablado de música, y sólo para presentar el manido ejemplo ya citado.
¿Cuál es la razón por la que una de las muy pocas posibilidades de actualización que el CEP nos ofrece al lado de nuestras casas y de nuestros centros de trabajo se disuelve de esta manera, dejándonos como estábamos antes del evento?
Estoy más que convencido de que no tiene que ver en absoluto con el nivel del ponente, sobradamente preparado para enfrentarse a una tarea como ésta. Más bien pienso que puede haber sido un error de estimación del tipo de auditorio por parte del mismo, ya que nos ha ofrecido dos conferencias que hubieran sido muy interesantes en un contexto divulgativo o, como mucho, para una clase de segundo de Bachillerato, pero que no aportan gran cosa a profesionales de la música y de la musicología.
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