Castillos en el aire… ¿imperios en la nube?
“Si vas a creer todo lo que leas, entonces no leas”
Proverbio japonés
La ingenuidad nunca es buena consejera, ¿cuántos casos conoces de parejas rotas por que no pudieron resistir la etapa del enamoramiento? Aunque a ninguna edad estamos a salvo de la inexperiencia, se presume que las personas en la flor de la edad, son más susceptibles de tales decepciones.
En cierto modo, puede decirse que aún estamos en pañales en el tránsito hacia la sociedad de la información, donde supuestamente cada ciudadano tendría acceso a la cultura y el conocimiento, facilitando una sociedad más abierta y democrática, e individuos más libres. Es decir, libres no sólo de comprar lo que el mercado ofrece, si son capaces de vender su fuerza de trabajo, sino también y sobre todo, vivir libres de temor de sufrir arbitrariedades a manos de dirigentes corruptos y falaces.
Si bien hoy en día internet es accesible a unas mil millones de personas, es preciso que desterremos la ilusión de que todos gozamos de los mismos derechos y prerrogativas en esta nueva realidad.
Ilusiones, castillos en el aire, ignorancia ¿voluntaria?.
“Sólo la verdad los hará libres” dijo hace ya 20 siglos nuestro señor Jesucristo (para quienes somos creyentes). Pero como él mismo denunció: muchos le tenemos cerca de los labios y lejos del corazón, y no sólo preservamos como tesoros preciadísimos, mentiras como las que desfiguran la Navidad para conveniencia de los fabricantes de juguetes, que bombardean por televisión a los niños a toda hora, al más puro estilo de una guerra de cuarta generación para reclutarlos en los ejércitos de depredadores de la tierra. También nos encanta como adultos “hacernos ilusiones” de que gozamos de un estatus social a través de la posesión de ciertos símbolos.
El “mundo maravilloso” ¿de 1984?
La relativa facilidad de acceso a ciertos servicios en internet, por ejemplo el correo electrónico, redes sociales, microblog, etc. ha creado la ilusión de que “vivimos en un mundo maravilloso” donde aparentemente cualquiera tiene libertad de decir lo que piensa, de comunicarse con amigos, familia y colaboradores y aprender incluso de fuentes siempre crecientes de conocimiento y cultura.
En principio sí, los estándares abiertos en comunicaciones, y el desarrollo del software libre, han hecho posible la existencia misma de empresas como Google, o incluso la mayor operación de espionaje en la historia de la humanidad: Facebook. También, claro, miríadas de iniciativas ciudadanas de acceso a la informacion y al conocimiento como derechos humanos, que nos permiten empoderarnos hasta cierto punto y efectivamente no sólo quejarnos, sino actuar en consecuencia de nuestros ideales.
Y hasta a veces pareciera que las corporaciones con rostro humano, nos hacen más fácil la vida a todos, y que podemos confiarles hasta nuestra vida privada. Pero la realidad es bien distinta, digámoslo en pocas palabras.
En internet, los usuarios no tienen derechos
Como ha demostrado el caso de WikiLeaks. Lo que hacemos en la red, lo hacemos mientras nos lo permiten.
Richard Stallman en The Guardian
La situación de quienes intentan mantener aún una simple página web o blog, nos dice Stallman: “Es como si todos viviéramos en habitaciones alquiladas y los dueños pudieran desahuciarnos en cualquier momento.” Las compañías a las que adquieres el dominio de tu página (y casi siempre el hospedaje también), pueden recibir en cualquier momento presiones y sin mediar proceso alguno, te quitan tu página sin ofrecerte respaldos al menos. Siguiendo la analogía de Stallman, es como si te impidiesen además recuperar tus muebles y todas tus pertenencias.
Pero es aún peor: las corporaciones como Amazon se dan el lujo de borrar libros (que ya les pagaste) por cualquier razón que les venga en gana. Irónicamente el primer caso de un libro borrado por Amazon fue 1984, de George Orwell. Apenas mencionemos que con la restricción de derechos digitales (DRM) no puedes regalar, ni prestar, ni revender un libro electrónico que ya hayas pagado.
En la realidad de internet, tampoco eres libre de recibir donaciones (por poca que sea la monta) anónimamente, ni hacer donaciones anónimas tampoco. El Ministerio de la Verdad sí existe y es un monstruo de muchas cabezas que incluyen a Google, Zuckerberg y fans, Amazon; Mastercard, Visa y Bank of America; y por supuesto el criminal Estado que se retrata a sí mismo en los cables filtrados por Wikileaks.
La lucha sigue
En fin, que la ingenuidad seguirá haciendo presa de gente como los usuarios de Del.icio.us, la mayoría migrando a otros servicios, en lugar de colaborar en crear alternativas propias, que les permitan seguir conectados y compartir con quienes quieran, algo como lo que ha hecho posible Status.Net. Y lo mismo tendrán que aprender los fans de Jolicloud y Google Chrome OS; bueno, lamentablemente no será así: la cuarta guerra mundial nos bombardea constantemente para mantener apagada nuestra capacidad crítica; y de ahí muchos seguirán con sus ilusiones de que vivimos en un mundo maravilloso, pese a todos los indicios en contra.
Y pese a ello, seguiremos escribiendo, abriendo secretos, pensando juntos, cambiando nuestro conocimiento mediatizado por las corporaciones, por conocimiento derivado del diálogo entre iguales. Seguiremos buscando la Verdad, la Libertad.
Es preciso cambiar el mundo,
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