Desinstitucionalizando la educación
By Ismael Peña-López
En 1971, Ivan Illich publicaba Deschooling Society donde criticaba la creación de “embudos educativos” a través de los cuales se hacen pasar a todos los escolares para que reciban una educación universal (universal en muchos sentidos).
Si bien es cierto que la industrialización de la educación ha tenido sus efectos positivos, es también cierto que su origen se dan en un lugar y un tiempo determinados: la sociedad industrial.
En la nueva economía digital, muchas de las antiguas barreras físicas han desaparecido. Los bienes digitales no son escasos, sino que pueden crearse, copiarse y distribuirse sin apenas coste. Asimismo, los costes de transacción, de coordinación, entre agentes han caído también a niveles irrisorios hace unos años. Y muchas instituciones tienen ante sí la disyuntiva de adaptarse o extinguirse. Las instituciones educativas — escuelas, universidades, profesores, editores de materiales educativos, etc. — son unas de ellas.
Durante la sociedad industrial, el conocimiento se plasmaba en (a) libros y (b) “sabios”. Los primeros eran escasos, dado que reproducirlos era caro. Además, acceder a todos y cada uno de ellos era también caro, con lo que se decidió que sería más eficiente agruparlos en sitios que hicieran valer la pena desplazarse a consultar un libro: las bibliotecas.
A medida que los que consultaban los libros fueron viajando a las bibliotecas, se consideró que era mejor que viviesen (y trabajasen) alrededor de estas. Escuelas y, sobre todo, universidades se erigieron alrededor de los libros que contenían todo el saber. El siguiente paso lógico fue la concentración de aprendices (estudiantes) alrededor de los sabios que estaban concentrados (a su vez) alrededor de los libros.
Si tenemos escuelas y universidades es, entre otras cosas, porque es una forma eficiente de distribuir el saber: concentrándolo.
En una economía digital, ni los libros son ya escasos (porque pueden copiarse prácticamente a coste cero), ni el acceso a los mismos es costoso (porque lo hacemos navegando por Internet en pantuflas y desde casa). Y lo mismo con el acceso a los “sabios”: sus clases y conferencias en YouTube, sus presentaciones en Slideshare, sus artículos en sus sitios web (y por todas partes), su correo electrónico a un clic de distancia…
¿Sigue siendo la concentración del sistema educativo en escuelas y universidades la opción más eficiente en una sociedad digital?
Es probable que las instituciones educativas deban cambiar ya no de modelo, sino de papel en la sociedad. Cuando el papel de concentrar y distribuir conocimiento por una cuestión de costes ya no es relevante, el modelo y el papel probablemente deben cambiar. Y probablemente tomar una derivada más cualitativa.
Hoy en día es no solamente factible sino fácil aprender en casa, en el lugar de trabajo, en cualquier sitio. El aprendizaje informal puede ser tan intenso y efectivo como el aprendizaje formal, el que tiene lugar en las instituciones educativas: aprendizaje centrado en el estudiante, aprendizaje entre pares, aprender haciendo, entornos colaborativos de aprendizaje, entornos personales de aprendizaje, comunidades de práctica…
¿Iniciamos el debate? <-
Extraído de <-
- Bitácora de theredia
- Log in or register to post comments