¿Miedo o conciencia?


El miedo es una emoción con la que nacemos, sin embargo, como muchas otras emociones y sentimientos, a lo largo de nuestro crecimiento toma un sentido muy distinto al que tiene, llegamos a puntos donde el miedo es un “dominador” en nuestras acciones y pensamientos y no un instrumento de supervivencia cuando existe un “peligro”. El miedo es una emoción primaria basada en nuestro rechazo natural al riesgo o amenazas. Sin embargo analicemos lo que pasa con el.
Uno de los instrumentos de “control” que empleamos los hombres es el miedo como una herramienta, en ocasiones con propósitos o intenciones honorables, sin embargo las consecuencias de su uso nos eluden cuando escojemos emplearlo.  Pongo un ejemplo simple: “Un padre le dice a su hijo que no salga pues afuera es peligroso y puede pasarle algo…”. La intención del padre es proteger al niño, sin embargo en estos días este mensaje, se repite tantas veces, que nuestros hijos terminan en un estado permanente de “temor” o paranoia; se termina de implantar un “miedo” permanente, como a muchos de nosotros nos implantan, nuestros propios padres, amigos y con más fuerza los “noticieros” y periódicos.
Una vez implantado un estado forzado de miedo, nuestra capacidad de entender la realidad, aprovecharla e incluso disfrutarla se reduce significativamente. Nuestra conciencia es amenazada y “encerrada” con el pretexto de nuestra protección, pero de tal forma que llega al punto de “no dejarla salir”, nuestra conciencia en términos prácticos desaparece.
¿Como puedo encontrarme si “tengo miedo”?. Hay tantos elementos que nos invaden de “miedo”, voy a listar algunas con las que vivimos hoy en día:

  • Temo que me rechacen
  • Temo que no sea capaz
  • Temo que me roben o asalten
  • Temo que en mi negocio abusen de mi y mis posesiones.
  • Temo pasarme un alto y que me penalicen
  • Temo violar una ley y no saber siquiera que existía
  • Temo que me pidan soborno y tener que caer en eso.
  • Temo que me despidan
  • Temo irme al infierno
  • Temo al castigo

Hoy en día los gobiernos de los paises más avanzados utilizan el miedo como un instrumento de regulación y control social. El resultado al eliminar o reducir la “impunidad” de los infractores es una sociedad que se “percibe” como “civilizada” y ordenada. Incluso puede llegar a parecer una “sociedad con conciencia” que se preocupan de los demás sin descuidarse. Pero nada más lejos de la realidad, recuerdo un amigo que me comentó cuando en Canada la policía entró en huelga, la gente como sabía que no sería reprendida, rebasaba los límites de velocidad y cruzaba las luces de alto. No obedecían los señalamientos “porque no serían castigados”, ya no tenían miedo.
No quiero decir que es bueno hacer lo que venga en gana. Aprender a manejar la libertad no es trivial en una sociedad tan grande como las que tenemos. Al eliminar el “miedo” se requiere automáticamente la presencia de una poderosa “Conciencia Individual” y como consecuencia una “Conciencia Social”, una capacidad natural que tenemos de actuar compasivamente, con amor; unos principios que por mucho tiempo han sido asociados con debilidad,  características femeninas que no ocupan un escaño alto en los principios sociales, un principio que incluso a rebajado “la feminidad” y enaltecido el “machismo”, sin duda como un reflejo, nuevamente, del miedo.
Una sociedad sin miedo puede crecer, una sociedad conciente puede llevarnos a un estado insospechado de bienestar y desarrollo, esto requiere que cada quien comience a trabajar en su propio despertar en forma personal. Los miedos artificialmente implantados están en todo. Piensa bien lo que te dejan las cosas que ocurren en tu día y si es necesario “recházalas”, cualquier promotor del miedo recházalo:

  • No dejes que tus hijos (ni tu) vean noticias terroríficas, como tantas hay en cada noticiero.
  • No te regules, ni a los tuyos usando amenazas.
  • Rechaza las acciones que realizas por “miedo”, confróntate y liberate.
  • Rechaza las acciones de otros para contigo que se basan en implantarte miedo.
  • Búscate a ti y atrévete a actuar con sentimientos “positivos”.

Saca tu fuerza, tu valor. Saca a tu verdadero yo que ha estado oculto desde que eras niño. O acaso no eramos más plenos, felices e incluso realizábamos grandes hazañas  en nuestra infancia? y si no era así, -Hazlo ahora-
Un mundo sin miedo será un mundo compasivo. Un mundo en el que quiero vivir.
Al final la pregunta es muy simple ¿Quieres seguir viviendo conmiedo? o prefieres vivir un mundo “conciente”, de ti y de todo lo que te rodea y quienes te acompañamos.
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