Las fuentes desde otras miradas
Publicado originalmente en historiasenconstruccionPara los historiadores, el tema de las fuentes resulta central. Pero quienes tengan la oportunidad de plantear el tema a otras personas, se darán cuenta de que por fortuna hay muchas miradas sobre el tema. Por ejemplo, hay un uso muy interesante en el ámbito de la computación que tiene que ver con el término código fuente. Hace referencia a las instrucciones que son escritas para que un computador realice ciertas funciones. Muchos y muchas de ustedes podrán darse cuenta que en la actualidad se habla de Software de código libre o Open Source, una denominación que resulta interesante.En el campo de las humanidades, podríamos encontrar que en literatura se habla del corpus. Y a ese respecto, la teoría literaria ha cuestionado la consistencia o coherencia de lo que significa la obra de un autor. Por ejemplo, Michel Foucault preguntó en algún momento si las cuentas de lavandería en los cuadernos del filósofo alemán Friedrich Nietzsche hacen parte de su obra. Los historiadores, han tratado de absolverse recurriendo a la metáfora del rompecabezas, o a la de la labor del detective, y asi reconocer el caracter fragmentario de gran parte del trabajo de archivo. Esto es lo que narra, por ejemplo, Renan Silva cuando cuenta como hizo su trabajo sobre la encuesta folclórica nacional (EFN) de 1942.Pero bueno. La mirada que en este momento puede ser interesante, y que es a la vez histórica, tiene que ver con las fuentes vistas como medios de comunicación. Para ello pueden encontrar un apartado del primer capítulo del libro de John B. Thompson llamado los media y la modernidad.En los usos de los medios de comunicación, Thompson señala tres aspectos que caracterizan a los medios técnicos, y que son susceptibles de ser vistos históricamente:Un grado de fijación, que habla de que efectivamente hay un medio material sobre el cual se registra información o contenido simbólico, y por lo tanto puede almacenarse (lo que constituye una de las funciones del archivo).Un grado de reproducción, que lo vincula con la economía y la posibilidad de transportarlo, asi como de tener varias piezas de un mismo original (¿los historiadores debemos trabajar solo con fuentes originales?)Y un tercer aspecto es la separación espacio-temporal, que claramente habla de la posibilidad de insertar la información o contenido simbólico en contextos diferentes al de su emergencia.Thompson finaliza ese apartado hablando de las competencias necesarias para poder hacer uso de los medios técnicos. Algo que de forma más elaborada hace Michel de Certeau cuando habla de los lugares de producción. Pero desde ya podemos pensar en que es diferente producir un oficio colonial del siglo XVI a un articulo de opinión en el siglo XIX. Y claro, un programa de televisión en el siglo XX.El texto completo del capítulo de Thompson lo pueden encontrar aqui
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