buen día, día

Soy todos tus olvidos y de todos tus olvidos aparece mi alimento. Aquí tu libertad. Aquí tu intención apelmazada de ser pájaro. Aquí el destello de tu risa. Aquí mi boca arriba y gritando ¡buuueeeeen díííííííííaaaaaaaaaaaaaaa!… a todo lo que pasa.
Yo soy el que da roto de tu paso olvidado, aquel que te camina descalzo entre tus pasos. Nada sé, no. Nada sé. Nada sé.
Buen día sol, piedra, caracol, tontos. Buen día cielo, madre, hijo, padre. Buen día rayo, microbio, luna, agua. Buen día lagarto, júbilo, saber. ¡Buen día, día!
Aquí úlcera con bonete y danza tirolesa. Yo, zapato, transpirar, palabra vaga, ah sí… memorias puestas, já, pero no olvidadas.
Tomate de mí. Tú no sabes andar por este ruido y sin baranda. Suéltate después, ¡que no lo veas! Tú dueles del amor aquí, en el mundo. Y tú… tú aguardas en la casa de tu muerte.
Aunque el mar te robe todo el viento. Aunque el viento te robe la saliva recuerda, recuerda… La luz refleja afuera. La luz refleja adentro. Ven, cavaremos hasta la superficie de la tierra. Todo lo de buscar ya fue encontrado. Creciendo vengo desde un viejo informe y una caja es tu cuerpo en donde el dolor no cesa. Adentro mío escarba hoy tu mano tratando de ubicarte en alta cima. Embelésate ahora que estás vivo y enloquece en transversar los columpios. Este mundo era ya una loquería. ¡Vamos!, ¡adelante! Llegarás todo junto, llanura y vegetal entrelazados, agua sobre fuego y fuego bajo tierra. Sé bien… que tus coros se pondrían contentos. Vamos, vamos, adelante. Hay que insertar la rueca del silencio. Que suba lo que crece. Lo que se aparta, aparte. Lo que vino se encuentre. Lo que se fue, se vaya. Aquí voy yo, el que río y rió bajo y sobre las vertientes. ¡Aquí voy yooooooooooooo! El que fintó al amigo. “Oíd que hermoso fluido que sueña en ti llamando, humano, humano, humano, humano…”
El pensamiento corre, el cuerpo baila, los ojos iluminan, la voz llega y escapa. ¿Por qué trastocar la lozanía en tu alma? ¡Ohhh!, la estridente coraza, yo sé. Ah sí, la enfrascadora jornada.
Hólguense las manos serviciales, la tarea del amor industrioso y fraternal. Buen día placer, fuego. trabajo. Buen día remanso, tempestad, dolor. Buen día basura, acento, muerte. Buen día noche, peces, amor. Buen día humildes, desmanes, palabras.
¿Y si hubieras contraído compromiso con la muerte? Je, ¿y si hubieras muerto acaso? Habrías llevado gloria hacia allá, pero habrías dejado fábula, utopía y polvo entre mis cófrades mortales. Pobre eres si no llevas repletas las arcas de tu corazón. Idiota perdido, aquel que no reconoce un odio insensato. ¿Qué imbécil no verá su pasión más desjuiciada? ¿Qué clase de rico será quien no lleve todo junto y en un solo puño la psiquis y el latido de su pueblo?
Buen día, día. Han caído cortezas de mí. Imperios han venido y desaparecido. He comido del pan de la locura, sí. Tanto he dormido en el azul barro del invierno como he vuelto de la blanca luz de los ciegos al mundo del desierto, entre cactus, reptiles y liderares. Voy a poner de nuevo en marcha la fanfarria. Me fecunda la música que tonifica y que remedia. Las artes sempiternas, las musas liberales. Huelo, como, bebo, río. Me recuesto cara al cielo y mi reposo goza en la paz de todos los orígenes. Mas si persisto en los sahumerios más sutiles no es si no que porque desde muy abajo yo… viajo, transformando.
No nosotros, no. Regocijos de rocío sobre narices espléndidas. No nosotros, bravos Napoleones sin batalla. No nosotros, elásticos enhebradores de deseos. El compromiso nunca ha sido mi bálsamo. Soy de aquí, despierto, poto, tenso y me quedo para cantar y amar desde un huerto manual en mis hermanos. ¡Buen día día! Buen día a todo lo que pase. ¡Adiós! Barcos anclados sobre torrentosas aguas. ¡Buen día futuro venturoso!

Miguel Abuelo