Sillón Presidencial

Mi padre murió cuando yo tenía cerca de 8 años. No recuerdo muchas cosas de mi relación con el, salvo una que otra imagen inconexa. Entre esos recuerdos hay un sillón. No cualquier sillón sino el sillón que por décadas usaron los Presidentes de la República. Mi padre trabajaba en el edificio de la Biblioteca Nacional (Alameda al costado del Cerro Santa Lucía) lugar donde al parecer funcionó por unos años un museo histórico.

La cosa es que cuando yo tenía 6 o 7 años el me llevó a ver el lugar, quizás para que comenzara a apreciar el valor de la historia de nuestro país.  En esa época, yo era un niño “inquieto” y aparentemente algo mal portado así que en un descuido de mi padre, opté por pasar bajo la barrera de protección y sentarme en este cómodo y señorial sillón rojo que estaba en el medio del salón.

Recuerdo la cara petrificada de mi padre, como en una especie de negación de lo que estaban viendo sus ojos. Pasaron algunos segundos antes de abandonar el sillón presidencial, que para el deben haber sido eternos. Luego,  me dieron una reprimenda de proporciones,  que con la perspectiva que te da la vida,  ahora reconozco como obviamente merecida.

Ayer apareció ese sillón en una revista (foto adjunta) y este recuerdo volvió a pasar frente a mi. El sillón ahora está en el Museo Histórico Nacional al lado de la Plaza de Armas.  No sería mala idea ir a verlo. Ya deben ser como 30 años desde que lo vi por primera vez.