La separación también influye en el cáncer

Estar en proceso de separación puede ser una de las etapas más traumáticas en la vida de un individuo. Y los efectos que esta situación puede tener en el organismo pueden llegar incluso a repercutir negativamente en el pronóstico de los pacientes con cáncer. Según una extensa revisión publicada en las páginas de la revista 'Cancer', después de analizar a 3,79 millones de pacientes diagnosticados en EEUU entre 1973 y 2004, la separación es el estatus marital que peor incide en la supervivencia. Por delante del divorcio o la viudedad.

Hasta ahora, como señala en su investigación el equipo dirigido por Gwen Sprehn, se había indagado mucho en las diferencias entre estar o no casado. Según diversos trabajos, el matrimonio puede beneficiar a la salud por varios motivos, bien porque las personas casadas tienen una mejor situación económica, mayores redes sociales en las que apoyarse o alguien a su lado que le anima para cumplir mejor las pautas de tratamiento.

Sin embargo, añaden, no se habían estudiado suficientemente bien las diferencias entre las distintas formas de no estar casado: desde la viudedad hasta el divorcio, pasando por la soltería o la separación.

Por eso, los investigadores de la Facultad de Medicina de Indiana (en Indianápolis, EEUU), tomaron los datos de supervivencia a los cinco y 10 años del diagnóstico de la principal base de datos epidemiológica de EEUU, el SEER (siglas de Surveillance Epidemiology and End Results). Tras comparar los datos oncológicos con los del estado civil, los científicos observaron que estar en proceso de separación era el estado que peor afectaba a la supervivencia.

Así, estas personas tenían una supervivencia del 45,5% y del 36,8% al cabo de cinco y 10 años, respectivamente. En el otro extremo, las mejores expectativas fueron para los casados (63,3% y 57,5%) y, en la franja intermedia, se encontraban por este orden los solteros (57,3% y 51,7%), divorciados (52,4% y 45,6%) y viudos (47,2% y 40,9%).

Inmunodeprimidos

Los investigadores sospechan que el estrés de esa situación provoca cambios en el sistema inmunológico que pueden estar detrás de ese peor pronóstico. "La separación supone un cambio abrupto en el modo de vida, y acarrea una incertidumbre sobre el futuro (...) mientras que las personas divorciadas han establecido ya una especie de equilibrio", apuntan en su artículo. Quedarse viudo, añaden a continuación, también acarrea un cambio abrupto, pero los supervivientes suelen tener menos ira, uno de los sentimientos que más puede afectar al sistema inmune.

Tampoco descartan que el proceso emocional provoque un retraso en el diagnóstico, de manera que las personas que están en trámites de separación acudan más tarde al médico, lo que podría explicar una enfermedad más avanzada y, por tanto, peor esperanza de vida. "La disolución del matrimonio afecta tanto a hombres como a mujeres", aclaran para quien tuviese alguna duda; y no descartan que el estrés de estar rompiendo con la pareja acarree también malos hábitos como fumar, una mala dieta, o dejar de hacer ejercicio.

Sabiendo esta relación, apuntan, podrían ponerse en marcha intervenciones psicológicas que ayuden a reforzar el sistema inmune en estas etapas de especial vulnerabilidad para los individuos. "En el futuro, habrá que estudiar con más profundidad el efecto del estatus marital e indagar en las diferencias genéticas que puedan explicar la respuesta de cada individuo al estrés".

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