DRM has come to town

Esto es un negocio muy bueno, para unos poquitos muy grandes.

  1. Hacer leyes de derechos de autor para «promover el progreso de la ciencia y las artes útiles» [1].
  2. Ponerles tiempos absurdos a estas leyes.
  3. Mantener la falacia de que este tipo de «protección» es la mejor forma de promover la innovación y la invención.
  4. Ignorar la evidencia de que no saben de lo que están hablando.
  5. Forzar a que todo el mundo siga las leyes poniendo restricciones tecnológicas al acceso y divulgación de las creaciones que en teoría querían promover.
  6. Evitar que las personas que son más inteligentes que las que crean las restricciones se las puedan saltar poniendo nuevas leyes que vuelvan esto ilegal. Aunque sea tan sencillo como usar la cassettera para grabar desde la disquera, o como descifrar una clave de 40 bits para poder ver en GNU/Linux el DVD legalmente comprado.

Y Costa Rica va siguiendo todo el proceso sumisamente. A veces porque, si lo dicen los de arriba, deben tener razón. Otras veces porque el negocio también conviene a unos poquitos de aquí. Y bueno, tampoco falta quien de verdad se la cree. La gran mayoría no tiene idea de a qué se comprometió a cambio de un TLC.

Christian Hess cuenta hoy que hay una nueva ley en Costa Rica. Esta ley la estabamos esperando resignados, con pocas ansias y toda la amargura que causa que lo que uno diga sea sencillamente ignorado.

«Artículo 62.- Alteración, evasión, supresión, modificación o deterioro de las medidas tecnológicas efectivas contra la reproducción, el acceso o la puesta a disposición del público de obras, interpretaciones o ejecuciones, o fonogramas.

Será sancionado con prisión de uno a cinco años o multa de cinco a quinientos salarios base, quien, de cualquier forma, altere, evada, suprima, modifique o deteriore medidas tecnológicas efectivas de cualquier naturaleza que controlen el acceso a obras, interpretaciones o fonogramas u otra materia objeto de protección.»

Bajemos un poquito más el tono. Mi hermano me regaló un DVD para mi cumpleaños. Él lo pagó, no salió corriendo de la tienda con el disco. Yo voy a ponerlo en el reproductor DVDs (de nuevo, comprado, no robado) y no sirve. Que no es el DVD correcto y no se qué. Entonces… en 15 minutos ya tenía una copia del DVD que servía a la perfección. Un buen regalo, muchas gracias.

Y ahora, aunque en todo el proceso no le robamos a nadie, que estamos hasta libres de culpas por pensamiento y omisión, tenemos que pagar cinco salarios base. Por lo menos uno se ríe de que a eso le llamen «medidas tecnológicas efectivas».

En realidad, son tecnologías deficientes desde que las diseñaron. Y no entiendo cómo la gente las sigue comprando: bluray, ipod, xbox, etc, etc.