Nota sobre las ‘burbujas de filtro’ en Internet


Recientemente me contactaron desde la revista digital Chamuyo Web para consultarme sobre el tema de “burbujas de filtro”. La nota fue publicada en el N°2 de la revista en la sección “Política y Economía” y bajo el título “Sé todo sobre vos”. Abajo copio el contenido de la nota (con mis intervenciones en cursiva) e inmediatamente despues se encuentra mi columna de opinión completa.

Sé todo sobre vos
Los servicios más consumidos de Internet administran el contenido que llega al usuario mediante el uso de filtros que gestionan la información preexistente del usuario (como gustos, búsquedas u otros parámetros) y que determina sus preferencias. Bienvenidos a la nueva burbuja web y, por qué no, la más peligrosa.
¿Me gusta? ¿Me siento con suerte? Si ninguna de las dos propuestas de la web te convencen, los especialistas que opinan en esta nota sugieren vías de escape que van desde las configuraciones hasta el “empoderamiento” de la red por parte del prosumidor, el usuario que consume, comparte y produce esa masa de contenidos que es la web.
Burbuja. El término “burbuja” asociado a la red de redes recuerda aquella primera implosión financiera que hicieron las empresas “puntocom” a fines de la década del 90, cuando el sector quebró por generar falsas expectativas al mercado inversor. Ahora, la llegada de buscadores y redes sociales a los mercados de valores recuerda viejos dolores de cabeza a muchos inversores e invita a muchos otros a hacer sus apuestas. Sin embargo… no nos dedicaremos a ese tipo de burbujas hoy…
El principal activo de las empresas web radica en la cantidad de usuarios y en el tráfico que éstos generen. Eso, sin dudas, se transforma en dividendos al poder fomentar el negocio informativo y publicitario 2.0 ¿O acaso la red no puede ofrecer un servicio totalmente personalizado? La web vuelve a dotar de significado la palabra burbuja pero en la que ahora encapsula a los internautas entre los parámetros de sus supuestos intereses.
Para el investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani y del proyecto internacional Open Video Alliance, presidente de la Asociación Civil Gleducar, docente en la Universitat Oberta de Catalunya y consultor de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Argentina (Flacso), Franco Iacomella, “el acceso a la información en Internet se ve negativamente alterado cuando la red adquiere características de centralización (porque) al surgir relaciones asimétricas de poder, los usuarios pierden control sobre la información que ingresa y sale de sus computadoras”.
“Esto se manifiesta con claridad ante la masiva adopción de servicios como los ofrecidos por Google, Yahoo! y Facebook donde las corporaciones recaban gran cantidad de información sobre los usuarios, que no se limita al registro de los datos provistos conscientemente por el usuario sino que abarca lo referido al contexto de navegación del usuario (geolocalización, tipo de dispositivo desde que se conecta) y a su historial de navegación”, ejemplifica Iacomella.
Condiciones
¿Quién lee los términos y condiciones de los servicios web? Facebook, por ejemplo, detalla que entiende como “tu información” a todos tus datos: los que cargás cuando te sumas a la red pero también el contenido que compartís, actualizaciones de estado, fotos, comentarios (en tu muro u otros), expresas relaciones filiares y muchas otras más; y te adelanta que la entiende como “la información que decides hacer pública”.
Asimismo, la red social advierte que indicadores como la fecha de nacimiento les “permite hacer cosas como mostrarte anuncios y contenido adecuado para tu edad”, o que “asociar tu ciudad actual con información de GPS u otros datos de localización” les permite “informarte a ti y a tus amigos sobre eventos cercanos” o “mostrarte anuncios que te interesen más”.
En 2011, el director ejecutivo de Upworthy, presidente de la junta de MoveOn.org y co-fundador de Avaaz.org, Eli Pariser publicó el libro “La burbuja del filtro: lo que Internet te está escondiendo” en el que advierte que la personalización de los contenidos que encontramos en la red encierra peligros ignorados, como “el aislamiento informativo”.
Este recorte “tiene algunas cosas buenas porque se supone que (esa segmentación) limpia la cantidad de información que recibimos; pero puede construir (en los usuarios) una idea equivocada o recortada del mundo”, señala el integrante de la comunidad Mozilla en Argentina, Guillermo Movía, y advierte que la captura de estos datos se hace “muchas veces sin que sepamos qué está pasando, ni qué se hace con esa información”.
“Estos servicios operan como puertas de entrada y concentran la capacidad de determinar qué información llegará al usuario y cuál no; poder de filtro y censura. Ahí radica justamente el gran problema, la tendencia actual hacia la centralización de la red”, evalúa Iacomella y describe el mapa global de la red: “El hecho de que la mayoría de los nodos participantes de la red estén intermediados por unos pocos jugadores (corporaciones privadas que capturan y monetizan el valor de atención que depositan sobre ellos estos nodos-usuarios), conduce a que Internet se parezca cada vez menos a una red de pares (P2P) y más a una red como la de la televisión o la radio”.
Alternativas
En la página web en la que Pariser difunde su libro, el autor propone diferentes métodos para “hacer estallar” la burbuja y no navegar una web personalizada como eliminar los cookies con regularidad (almacenes de datos de identificación del sitio en el equipo) y deshabilitar las cookies de rastreo; eliminar el historial web, configurar en Facebook la preferencia de mantener los datos de forma privada, utilizar la opción de navegador anónimo, y hasta poner de manifiesto el deseo de no recibir información filtrada tanto a las corporaciones como a los funcionarios públicos.
Al momento de pensar propuestas para los usuarios, Iacomella sugiere “adoptar plataformas cuyas reglas de funcionamiento sean transparentes (que todos sepamos cómo operan los algoritmos que manipulan el egreso e ingreso de información de los usuarios), que sean gobernadas como bienes comunes y co-construidas bajo la lógica de la producción de pares, y que los algoritmos y el software que opera en los sistemas y las ‘nubes’ estén en mano de los propios usuarios”.
Para Iacomella, “se trata de abandonar el rol de consumo propio de los medios de comunicación del siglo XX: abandonar las plataformas que interpelan a los usuarios como meros consumidores para asumir el empoderamiento propio del prousuario-prosumidor” porque “la supervivencia de Internet como medio distribuido y portador de capacidad de transformación social depende enteramente de ello”.
Burbujas de filtro y acceso a la información (columna completa)
El acceso a la información en Internet se ve negativamente alterado cuando el esquema de la red adquiere características de centralización. Es entonces que la arquitectura originaria de Internet, que en principio favorece una estructura pseudo-distribuida, comienza a sufrir las limitaciones propias de una topología donde ciertos componentes de la red tienen mas relevancia que otros. Dicho de otra forma: al surgir relaciones asimétricas de poder en la red, los usuarios pierden control sobre la información que ingresa y sale de sus computadoras.
Hoy en día esto se manifiesta con claridad ante la masiva adopción, por parte de usuarios, de servicios como los ofrecidos por Google, Yahoo! y Facebook. Al participar de los mismos, las corporaciones recavan gran cantidad de información sobre los usuarios. Dicha información no se limita al registro de los datos provistos conscientemente por el propio usuario, sino que abarca lo referido al contexto de navegación del usuario (geolocalización, dispositivo desde que se conecta) y a su historial de navegación. El funcionamiento de estas barreras de entrada y salida de información operan de forma absolutamente opaca. Los usuarios sufren, sin saberlo, un recorte de la realidad al estar mediados por tales medios.
Estos servicios operan como puertas de entrada y por tanto concentran capacidad de determinar que información llegará al usuario y cual no: poder de filtro y censura. Allí radica justamente el gran problema la tendencia actual hacia la centralización de la red. El hecho de que la mayoría de los nodos participantes de la red estén intermediados por unos pocos jugadores (corporaciones privadas que capturan y monetizan el valor de atención que depositan sobre ellos estos nodos-usuarios), conduce a que Internet se parezca cada vez menos a una red de pares (P2P) y mas a una red como la de la televisión o la radio.
Esta situación no debe ser denunciada únicamente como un problema de la experiencia del usuario individual en el contexto de Internet, sino que debe pensarse como un problema estructural que amenaza, no solo el acceso a la información, sino a las potencialidades de Internet como red de pares que, como la historia ya ha demostrado, abarcan las dimensiones sociales y políticas del mundo físico.
El único horizonte posible para sobrepasar el problema de las “burbujas en la web” parece ser el de la adopción de plataformas cuyas reglas de funcionamiento sean transparentes: esto es, que todos sepamos como operan los algoritmos que manipulan el egreso e ingreso de información de los usuarios y dichas plataformas. Pero no solo eso, tales plataformas abiertas deben ser gobernadas como bienes comunes y sean co-construidas bajo la lógica de la producción de pares. Los algoritmos y el software que opera en los sistemas y las “nubes” deben estar en mano de los propios usuarios: software de usuarios para usuarios, entre pares.
En resumidas cuentas: se trata de abandonar el rol de consumo propio de los medios de comunicación del siglo XX: primero abandonar las plataformas que interpelan a los usuarios como meros consumidores para asumir el empodaramiento propio del prousuario-prosumidor. La supervivencia de Internet como medio distribuido y portador de capacidad de transformación social depende enteramente de ello.