Vuelve la comuna, trasladada a la ciudad y en versión 2.0
Con crisis económica y la creciente concienciación por el medio ambiente florecen formas alternativas de organización para compartir los recursos. Algunas de las soluciones no son nuevas, simplemente habían ido desapareciendo con el ritmo de vida urbano, centrado en hábitos más individuales. Otras utilizan el potencial de Internet para crear nuevas iniciativas, ya sean grupos vecinales o ideas para lanzar una empresa. Pero las plataformas Web 2.0 todavía tienen que desarrollar herramientas que faciliten este tipo de organización.
Al hablar de comunas, generalmente vienen a la cabeza la imágenes de los años 60, aunque este concepto puede considerarse también desde un punto de vista más amplio como comunidades que comparten los recursos, algo que puede trasladarse al entorno de la ciudad. En Los Ángeles, en algunas de las típicas zonas residenciales donde varias casas se agrupan entorno al final de una calle, se ha puesto en marcha un experimento para convertir el conjunto en pequeñas comunas, donde cada familia conserva parte de su espacios privados, pero comparte otros para actividades vecinales. Es una iniciativa de la arquitecta Stephanie Smith, que surgió al ver lo difícil que es adoptar actitudes más sostenibles de forma individual. En el entorno, los vecinos comparten una zona para hacer compost y reciclaje selectivo y ceden espacios que pueden convertirse en una pequeña guardería, una lavandería o una biblioteca, todo organizado de forma autónoma por las familias.
Internet y las redes sociales se han erigido como el medio para la autorganización social, que puede servir para crear grupos de interés, actividades y proyectos ciudadanos. Sin embargo, la mayoría de estas plataformas no incluyen herramientas que faciliten la autorganización en proyectos concretos. Este es un problema con el que se encontró Stephanie Smith dentro de la iniciativa Wannastartacommune, una plataforma para difundir esta idea de comunas en la ciudad. Ahora, como parte del proyecto, están desarrollando un nuevo espacio, WeCommune, que funcionará como red social donde se incluirán aplicaciones para organizar actividades, como grupos para compartir coche, intercambiar objetos o crear pequeños bancos del tiempo, entre personas que viven en zonas cercanas.
La idea de compartir recursos se puede extender también al ámbito de la creación de nuevas iniciativas empresariales, ya sean sociales o simplemente con ánimo de lucro. El concepto de coworking se relaciona normalmente con oficinas donde diferentes personas, en general profesionales freelance, comparten el espacio de mesas y ordenadores, repartiendo los gastos. Pero existen también iniciativas donde lo que se comparte son locales que pueden acoger diferentes tipos de actividades que requieren herramientas específicas y más costosas, desde estudios compartidos por artistas y artesanos hasta una tienda donde diferentes vecinos venden sus objetos de segunda mano o locales que funcionan como cocinas comunitarias, donde grupos de personas se organizan para comprar alimentos en grandes cantidades, y quedan para preparar diferentes platos de cara a toda la semana, una opción más económica que sirve también para generar lazos sociales.
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