Conferencia Dr. Octavio Islas y la Generación Einstein
Después de asistir a la videoconferencia que realizó Octavio Islas me he dado cuenta que soy un inmigrante digital, por mucho o poco que me pese, yo nací antes de 1988. Estuvo interesante y por parte del conferenciante nos mostró una diversidad de referencias bibliográficas para profundizar en el tema.
Se puede visualizar la videoconferencia en diferido haciendo clic aquí
En un momento de la conversación, como característica de la “generación Einstein”, se habló de la capacidad de multitarea. ¿Es una cualidad positiva? Pues a primera vista podríamos decir que sí, o aparentemente, así nos lo han presentado. Pero parece que existen dudas sobre las ventajas que ofrece la “cultura digital”…
Dejo un artículo recién publicado en el diario Público, el cual presenta una investigación de la Universidad de Stanford que estudio como afecta cognitivamente los flujos multimedia.
La multitarea colapsa el cerebro
Las personas que hacen varias cosas a la vez tienen peor rendimiento cognitivo, según un estudio
MIGUEL ÁNGEL CRIADO – Madrid – 16/09/2009 08:30
En la universidad de Stanford (EEUU) han confirmado la validez de ese refrán español que dice que no se puede estar en misa y repicando. Aunque el avance tecnológico ha puesto de moda la multitarea, un estudio reciente asegura que los que envían un correo electrónico mientras ven un vídeo en YouTube y responden a una llamada por el móvil acaban haciéndose la cabeza un lío. En concreto, se despistan más, retienen menos y, lo que parecía ser su fuerte, tardan más en pasar de una tarea a otra.
Tres investigadores del Laboratorio de Comunicación entre Humanos y Medios Interactivos de la universidad californiana sometieron a unos 250 estudiantes a pruebas para descartar a los que gustan de hacer las cosas una detrás de otra. Con los 40 que prefieren hacer varias a la vez, hicieron dos grupos: uno con practicantes suaves u ocasionales de la multitarea (MS) y otro con los más intensivos (MI). Al prescindir de los primeros, buscaban que los resultados de los descartados no viciaran la investigación. A los multitarea de ambos grupos se les hicieron tres tipos de pruebas para medir su respuesta cognitiva mientras recibían distintos flujos de información.
Los multitarea intensivos se despistan más que los ocasionales
Lo primero que vieron es que los MI se despistan más que los ocasionales. A los dos grupos se les mostró una doble serie de imágenes donde aparecían dos rectángulos rojos rodeados de dos, cuatro o seis rectángulos azules para despitarlos. La misión era no hacer caso de los azules y recordar si los rojos salían en la misma posición en la segunda fotografía que en la primera. El resultado de los multitarea intensivos fue desastroso. Para los autores del estudio, las personas de este grupo tienen más dificultades en diferenciar lo irrelevante de lo importante, poniendo ambas tareas al mismo nivel.
Sin embargo, los investigadores supusieron que el recuerdo por igual de rectángulos azules, los irrelevantes, y rojos, los importantes, podría tener un lado positivo: los MI tienen o desarrollan una mayor retentiva, lo que supone mejorar la memoria. Pero tampoco acertaron.
Tras ver varias secuencias de letras, se pidió a los dos grupos de personas que dijeran cuáles se repetían dos o tres veces. Los individuos multitarea intensivos recordaron una cantidad similar de caracteres repetidos en dos ocasiones que los usuarios suaves. Pero mostraron muchos más falsos positivos -nombraron letras que en realidad no habían salido tres veces-, en una relación de casi cinco a uno.
Peores en lo que mejor hacen
El autor principal del estudio, Eyal Ophir, afirma que “los MI lo hacían cada vez peor a medida que aparecían más letras, mostrando una mayor dificultad para mantenerlas en su cerebro”.
Un último experimento de este trabajo, cuyos resultados se publicaron en la revista PNAS, pretendió salvar la honra de los usuarios más activos de la multitarea. Se supone, partiendo de investigaciones previas, que aquellos que habitualmente manejan varios flujos de información a la vez (navegar por Internet, escuchar música y ver la televisión, por ejemplo) están mejor entrenados para cambiar de foco en un momento dado.
Los más habituados a hacer varias cosas tardan en atender a una nueva tarea 167 milisegundos más
Para confirmarlo, el último ejercicio consistió en mostrarles parejas de letras y números combinadas de forma variable (podía aparecer una consonante con una cifra impar, una vocal con número par…) y clasificarlas según esa combinación. Pues tampoco: los usuarios intensivos de la multitarea tardaron en atender a una nueva tarea 167 milisegundos más, como promedio, que los usuarios más ocasionales. Para medir el tiempo de reacción se tuvo en cuenta lo que tardaban en decir si un número era par o impar cuando se les pedía que se concentraran en las cifras, o diferenciar entre vocal y consonante cuando salían letras en la pantalla.
No separan en su mente
Para Ophir, “los multitarea intensivos tienen siempre toda la información ante ellos, pero no pueden separar las cosas en su mente”. El profesor Clifford Nass, que también ha participado en la investigación, cree que sus resultados son relevantes en una época en que la tecnología ha disparado la multitarea. “Las personas habituales de la multitarea creen que son buenas haciendo varias cosas a la vez”, recuerda. Pero el estudio les contradice. “Son peores en cada una de las áreas cognitivas necesarias para la multitarea”, añade Nass.
El jefe del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, José Ramón Valdizán, afirma que “los multitarea son un mito” y que, excepto un pequeño porcentaje con unas condiciones genéticas especiales, la gran mayoría de la población no puede hacer varias cosas bien al mismo tiempo, informa Ainhoa Iriberri.
Para Valdizán, la clave para que las cosas salgan bien es “utilizar el menor número posible de redes neuronales” para que la tarea se resuelva con éxito. Focalizarse en varias misiones a la vez es un obstáculo para lograrlo. “La eficiencia es la clave de la supervivencia del género humano”, recuerda.
Sin embargo, Valdizán es realista cuando opina que, a veces, es necesario hacer más de una tarea a la vez. En ese caso, subraya, lo importante es priorizar. “Hay que saber jerarquizar el interés por las cosas y hacerlas según ese orden”, apunta.
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“No hay diferencias de género”
Eyal Ophir. Autor principal del estudio
Los cambios en el proceso cognitivo de los individuos multitarea, ¿son reversibles o definitivos?
Nuestra investigación no pretendía descubrir qué es causa y qué es efecto; no sabemos si la multitarea causa el déficit cognitivo que hemos observado o, por el contrario, son las personas con este perfil las que tienden a hacer varias cosas a la vez. Por tanto, en este punto de la investigación, no podemos decir si estos rasgos son permanentes o reversibles.
¿Han observado diferencias de género entre hombres y mujeres en el estudio?
No estudiamos diferencias de género y, obviamente, no se han presentado. Pero investigaciones anteriores sobre las habilidades cognitivas no las han detectado. Por eso, revisamos si los hombres o las mujeres tendían a ser más usuarios multitarea, pero no hallamos diferencias. De hecho, los que acabamos seleccionando por su perfil multitarea eran un 50% de cada sexo.
¿Pueden aplicarse los resultados de la investigación a otro tipo de tareas no relacionadas con la informática multimedia?
Nos centramos en los flujos multimedia. Sin embargo, y esto es importante, las pruebas a las que les sometimos no son específicamente multimedia. Se usan de forma habitual para medir las habilidades cognitivas. Por eso, creemos que la multitarea multimedia está relacionada con el incremento de la distracción, las representaciones mentales irrelevantes y los problemas para cambiar de una tarea a otra, independientemente de la actividad de que se trate.
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