Pa que se eduquen!

El día jueves 28 de enero como alrededor de las 9:00 de la noche, Andrea Caraballo, Guadalupe Rodriguez Lopez, James Wells y Jennifer Lawhorne, nos encontrábamos en el zócalo de Oaxaca comiendo un helado. En ese momento, uno de nosotros reconoció al gobernador que estaba a menos de 3 metros de nosotros.
Siendo un amigo de Brad Will (periodista estadounidense asesinado en el 2006), uno de nosotros aprovechó del momento en que el gobernador estaba cerca para preguntarle sobre el caso de Brad Will que hasta la fecha no ha tenido solución. No recibimos una respuesta el gobernador siguió su camino y seguimos de paseo con nuestros helados en el zócalo. Cinco minutos después, entre seis y ocho policías, algunos oficiales vestidos de civil y otros uniformados, nos rodearon y nos solicitaron nuestras identificaciones y nos hicieron acompañarles a una patrulla camioneta de la policía municipal. Nos forzaron a subir en la patrulla, preguntábamos porque y adonde nos estaban llevando. Se negaron en todo momento a informados porque nos detenían y adonde nos llevaban. Realmente estábamos muy asustados y preocupados por nuestra seguridad.
Luego de viajar durante media hora llegamos al cuartel de policía en Santa María Coyotepec a las afueras de Oaxaca. Entramos, nos tomaron fotografías y nos hicieron preguntas. Exigimos la presencia de un abogado a lo cual nos fue negado. Pasamos una hora ahí rodeados por policías encapuchados que nos humillaron y amenazaron. Luego nos subieron otra vez a la patrulla y sin decirnos adonde íbamos, salimos del cuartel.
Pararon a una media cuadra de la Procuraduría General de Justicia estatal, nos ordenaban dejar nuestras pertenencias en la oscuridad de la calle y cuando negamos hacer eso, nos insistían mientras que nos grabaron con una pequeña cámara de video. Nos llevaron adentro de las oficinas de la PGJ ordenando que dejáramos nuestras pertenencias con ellos y que declaráramos uno a uno aun sin la presencia de nuestro abogado. Nosotros seguimos firmes en que no haríamos nada hasta que nuestro abogado llegara. Luego de esperar mas de una hora nos condujeron a una habitación donde supuestamente nos iban a permitir hablar con nuestro abogado, en ese mostraron nos leyeron donde decía nuestros cargos y para nuestro asombro estábamos acusados de golpes y daños a dos agentes de la policía. En ese documento se ordenaba nuestro arresto y sin hacer la llamada a nuestro abogado nos empujaron y arrastraron torciendo la muñeca de una de las mujeres.
Así fuimos llevados a las celdas, siendo en ese momento las 12:30 de la noche.
Recién siendo la 1:30 am pudimos ver al abogado Jesús Alfredo López García a quien reconocimos como nuestro defensor. A partir de ese momento supimos que ahí pasaríamos la noche. Todo el tiempo nos seguían intimidando y preguntando que habíamos echo para estar ahí, nosotros continuábamos diciendo que no hicimos nada para estar presos porque no cometimos ningún delito.
Confundidos intentamos dormir en el frío suelo de la celda.
Al día siguiente, viernes 29 de enero, el expediente había crecido y los supuestos hechos habían incrementado, a una de nosotras la llevaron a declarar y conoció que los acusaban de agredir a 2 policías y dañar un equipo de radio de valor $35000. Nosotros nos reservamos el derecho a no declarar. Alrededor de las 4 de la tarde nuestro abogado nos informo que por desvanecimiento de pruebas nos dejarían libres, sin pagar fianzas y sin cargos pero pasaríamos a disposición de las autoridades de migración. Al llegar a las oficinas de migración ubicadas en el centro de la capital, mostramos nuestros pasaportes y visado por lo cual sin contratiempos quedamos en libertad.
El cónsul de los Estados Unidos, Mark Leyes al enterarse de lo sucedido nos invitó a visitarlo a su oficina el mismo día y nos manifestó que lamenta que nos hallan sucedido este tipo de cosas. Queremos agradecer al abogado Jesús Alfredo López García, Presidente del Protectorado Mexicano para los Derechos Humanos, a nuestros amigos y familiares por todo su apoyo y cariño manifestado.
Andrea Caraballo, Guadalupe Rodríguez López Jennifer Lawhorne y Jimmy Wells.

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Todo eso solo es efectivo si lograron educarlas

¿se educaron?