¿Que pasaría si todos fuéramos ricos?
Hace unos meses, por la mañana, camino a la escuela primaria, mi hijo me preguntó: ¿que pasaría si en el mundo todos fuéramos ricos?…. me dejó pensando por mucho tiempo esto, y comentaba con mi hijo mis ideas o pensamientos alrededor de su pregunta. Por supuesto a el le pasó muy rápidamente la duda y me la endosó a mi, que hasta el momento sigo pensando en ello.
El primer ejercicio fue voltear a ver a los países, ciudades o comunidades “ricas”, de tal forma que puede darte una idea de como opera una sociedad donde todos tienen suficiente y más. La gente tiende a darse gustos y trabajar en lo que “les gusta trabajar”, de tal forma que los trabajos domésticos (sirvientas, choferes, jardineros, ..) se convierten en una opción que solo los “demasiado ricos” pueden contratar y sin embargo en esos hogares desaparece la “igualdad” de tal forma que se rompe la idea de “todos somos ricos”.
La segunda imágen de una sociedad “rica”, era donde cada persona hacía lo que más placer le provocaba, incluídos trabajos en casa o en el jardín, reparación de máquinas y coches, trabajos asociados con gente “no rica” pero que muchos tienen pasión por hacerlo, de tal forma que la gente tendería a hacer lo que les gusta y apasiona y el trabajo se torna automáticamente en espacios llenos de gente apasionada que les gusta mucho lo que hacen. Esta visión me gustó.
Después regresé al orígen de la pregunta y comencé de un modo más analítico cuestionando ¿que es ser rico? a ¿que llamamos riqueza?, en mis reacciones inmediatas y superficiales mi pensamiento asumía que riqueza=dinero, de tal forma que estaba limitando mucho la visión de una sociedad “rica”.
En el pasado escuché y analicé en casa y con amigos la pregunta: ¿que pasaría si todo el dinero del mundo se repartiera equitativamente a cada ser humano del planeta?, la conclusión simplista es que al cabo de 10 o 20 años los ricos volverían a ser los mismos y los pobres igualmente, este tema es muy discutible sin embargo la tendencia sería que con el sistema del “dinero”, “ambición”, “envidia” y “control” con el que vivimos, las cosas se polarizarían muy pronto, de tal forma que el que tiene quiere más y quiere lo que tiene o a conseguido el de enfrente, y llega al punto que no le importaría nada quitar de sus manos la riqueza de su prójimo, como hoy ocurre.
La riqueza no es “dinero”, hay quien percibe esa riqueza con “posesiones” y no con el instrumento para adquirirlas, sin importar si llegaron regaladas, heredadas o compradas. Otros perciben la riqueza con el “control”, de tal forma que este les brinde más “posesiones” y al final quedamos igual, con una percepción de que a más abundancia de posesiones – más riqueza. El pensamiento incluso roza en un argumento insuficiente e inapropiado para describir la riqueza.
Yo creo, que la riqueza es la “abundancia”. Abundancia de lo que te llena y necesitas, y esto puede darse de formas mucho más “ricas” que el planteamiento de las posesiones materiales. Abundancia en amor, amigos, ideas y emociones. Que hay más enriquecedor que una “emoción” la que sentimos cuando logramos algo por lo que trabajamos, o cuando nos acompañan y departimos una reunión con seres queridos, esas emociones son “riqueza”. Cuando oras o meditas y cuentas con un sentimiento que te inunda y te desborda, eso es “abundancia” y eres enormemente “rico” con esas emociones. Incluso en el terreno material cuando adquieres un artículo nuevo, lo último que ansiabas, vendría la pregunta ¿la riqueza está en el artículo? o quizá ¿la riqueza estuvo en la emoción del momento y la satisfacción que te trajo? y que en muchas ocasiones puede ser en una sola ocasión antes de que lo guardes y “lo poseas” aunque lo olvides en un cajón. ¿Donde está la riqueza? sino es en la abundancia que nos rodea, hay una riqueza fantástica y envidiable en la gente más humilde y sencilla, al tiempo que existen las más bajas y pobres de las emociones en la gente que requiere “lucir” y mantener un “estátus” que solo les brinda placeres momentáneos y mezquinos pues en ocasiones son a costa de “verse” o demostrarse superiores a los demás.
En cualquier caso es un ejercicio personal e instantáneo ubicar la “abundancia” y “riqueza” que te rodea a ti, hoy y ahora. Desear el dinero o las posesiones materiales son un camino lleno de las emociones más bajas, para finalmente (y no siempre) conseguir una satisfacción.
La riqueza está en la abundancia del camino y no en el destino. La riqueza está en la cantidad de emociones fantásticas que puedes sentir. La riqueza está finalmente dentro y no fuera.
Un mundo donde todos somos ricos, podría ser este mismo mundo donde al salir de nuestras casas busquemos sonrisas, paz y alegría. Nos llenemos de risas y diversión, aun trabajando. Donde seamos complices con nuestra comunidad de realizar cosas que nos provoquen satisfacción y gozo.
Los verdaderos pobres son esos que no pueden conseguir sentimientos de alegría en todo momento, los que transitan su camino con sentimientos bajos y mezquinos. Los que conectan sus “objetivos” en dañar a otros para poderse mostrar parados encima de ellos. Los que no hacen filas y se meten a los que la hacen y esperan. Los que ceden al miedo y tiemblan para poder pagar sus hipotecas y tarjetas de crédito.
El mundo que me rodea es un mundo de abundancia y riqueza, el sistema en el que vivimos lo ha tornado en “un mundo infeliz”, con fronteras y “obligaciones”, con imágenes estéticas inalcanzables (v.gr. ser delgado hasta la anorexia). Un mundo que te dice que tu destino está adelante y lo consigues con un buen crédito.
La verdadera riqueza está en gozar y vivir con intensidad el camino, el destino “no existe”, apreciar lo que se presenta en “tu camino” el cual es personal y único. Busca tu riqueza en tu ahora y no la busques en un futuro.
Leí una frase de Osho, que decía: Nadie está por encima de nadie, nadie está por debajo de nadie, y sin embargo nadie es igual a nadie.
¿Tu eres verdaderamente “rico”?
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