La neutralidad en la red. Y por qué es una pésima idea acabar con ella. Versus


"Internet llega al móvil? No, el móvil llega a Internet

Si analizamos los términos en que se debate sobre las tarifas de Internet para móvil, no podemos sino pensar que las tarifas planas van a ser realmente difíciles de obtener. A menudo nos dicen que Internet llega al móvil, pero la realidad podría estar siendo justo la inversa: no es que Internet llegue al móvil, sino que el móvil y la cultura de pago en él presente se extienden hasta alcanzar a Internet.

En octubre de 2010, datos publicados por Nielsen mostraban que los adolescentes estadounidenses entre trece y diecisiete años envían, en promedio, casi 3500 SMS al mes.2.38 En el mismo estudio, se prevé que el salto no se dará de los SMS a la web, donde rige la abundancia, sino a esa serie de pequeños corralitos gobernados mediante la escasez: las aplicaciones específicas para cada canal, tan populares en el móvil. Las mismas aplicaciones que representan el final de la web abierta y el triunfo de la escasez en Internet, como bien recogió Virginia Heffernan en un artículo publicado en New York Times.2.39"

La neutralidad en la Red. José Alcántara

Ahora que parece todo el mundo, de repente interesado con el tema de Wikileaks, revisen esta entrada de versus, WikiLeaks y la escenificación mediática del poder

Así que , para profundizar en el tema de la neutralidad, hoy traemos a este espacio el libro titulado "La neutralidad en la Red. Y por qué es una pésima idea acabar con ella" editada por la Biblioteca de las Indias y escrito por Jose Alcántara. más conocido en la red como versus

¿De qué trata este libro? . Así nos lo explican en su web:

Porqué es una pésima idea acabar con la neutralidad de la Red. En los últimos años el mundo ha cambiado mucho, Internet es la herramienta más revolucionaria desde el telégrafo. Representa la primera vía de comunicación verdaderamente distribuida y ha democratizado el acceso a la información y posibilitado que la meritocracia opere en numerosas áreas en las que, hasta ahora, lo único que contaba era tu agenda de contactos familiar, o tu fondo de talonario.

Todas las promesas que Internet nos ha traído tienen, en realidad, un único punto flaco: este nuevo mundo, soñado por muchos, en el que la libre competencia hacer emerger a los mejores y los premia, en que las personas pueden organizarse sin que el estado los tutele y los controle, sólo es posible mientras siga existiendo Internet como una red de comunicaciones distribuida. Y para ello es indispensable que Internet mantenga su carácter neutro: es indispensable que ningún nodo obtenga capacidad de veto sobre otro.

Las consecuencias negativas de eliminar la neutralidad de la Red son muchas y diversas. La menor de ellas no es la de la eliminación de toda esa meritocracia emergente, dejando de nuevo el poder de la economía en las mismas manos que lo tuvieron desde siempre y que, entre otras cosas, nos han encaminado a la crisis actual. Las consecuencias de eliminar la neutralidad de la red serán catastróficas para todos aquellos que vemos cómo el estado aspira a vigilar y controlar a los ciudadanos, a manipular el modo en que se comunica y, también, la información que recibe, de forma que los ciudadanos no desarrollen en ningún caso la capacidad de vivir por si mismos.

Las consecuencias de rediseñar la red y eliminar su carácter neutro son tales que ni siquiera el estado, que aboga por ello, las valora adecuadamente --visto que aboga por su eliminación. Los fenómenos de descomposición nacen de la incapacidad del estado para imponer su visión decimonónica de la sociedad frente a un mundo en el que la tecnología digital ha llegado para quedarse, y surge en aquellos lugares donde el estado renuncia a sus políticas de cohesión en favor de la autodefensa: allá donde el estado decide ser temido en lugar de ser respetado y presenta batalla en lugar de presentar soluciones. Nada hace pensar que la eliminación de la neutralidad de la Red, y la consecuente destrucción de Internet tal y como la conocemos, vaya a devolver a los estados un poder hegemónico que ya perdieron. Antes lo contrario, renunciar a la innovación que permite la Red y a las libertades propias de la democracia en favor del control sólo les dejará en desventaja, mermando a medio plazo su capacidad de sostener el situación y haciéndoles pagar muy caro, y demasiado tarde para las personas que sufrirán las consecuencias, el lamentable error que supondría eliminar la neutralidad de Internet.

Por último os dejo otro extracto del libro, y os animo a su lectura, yo ya he comenzado, ... veremos que sorpresas y aprendizajes nos depara:

"GMail fue lanzado el 1 de abril de 2004. En aquel momento el buzón de correo promedio tenía un tamaño de unos pocos megabytes (2MB Hotmail, 5MB Terra, 10MB Lycos) y había decenas de proveedores de correo electrónico gratuito vía web. Google lanzo el gigamail con una capacidad, precisamente de 1GB (500 veces la de Hotmail, 200 veces la de Terra, 100 veces la de Lycos) y en cuestión de meses la inmensa mayoría de proveedores de correo web gratuito desaparecieron. El huracán desatado por Google los borró del mapa. ¿Qué había hecho Google?

Google se había limitado a proponer su vasta infraestructura como una ventaja competitiva frente a otros proveedores de webmail: limitarse a ganar una parte del mercado tan sólo recurriendo a anteponer una barrera de entrada muy elevada al mismo (y apoyándose en público más técnico a base de proponer una aplicación bien resuelta y elegante, que por cierto no es software libre).

Desde abril del 2004 hasta el momento de escribir este libro, a finales de 2010, Google no ha cesado de dar pasos en la misma dirección, un camino que les apareció virgen, visto el enorme éxito cosechado con el webmail. Así, Google se lanzó a la carrera de ofrecer aplicaciones en línea. Éstas incluyen Editor de texto, hoja de cálculo, almacenamiento de imágenes y vídeos, entre las varias decenas de productos que oferta. Todos tienen en común una cosa: se apoyan en la infraestructura del gigante para reducir la competencia. El gigante se apoya en ellos para eliminar a sus rivales.

El círculo en que se enmarca esta estrategia se cerró cuando decidieron entrar al mercado de computación en nube ofreciendo ésta como servicio sobre el que correr aplicaciones específicas que no son las desarrolladas por Google y que éste ofrece a todos los usuarios. El servicio, Google App Engine, ofrecía hacerse cargo de todos los problemas aparejados al desarrollo de aplicaciones para muchos usuarios (escalabilidad, balance de carga, continua disponibilidad del servicio), a cambio Google lo controlaba todo; y es aquí donde el tema se vuelve espinoso. Con todo ello, Google ponía de manifiesto su voluntad de subsidiar totalmente la infraestructura de la Red. Pero aquello que no pagamos, no nos pertenece. No tardaron en aparecer voces críticas haciendo la pregunta precisa: «¿cuánto pagarías por esa libertad?».2.47

la Red es lo que es (lo que a todos nos gusta, ese lugar donde encontrar cualquier cosa que buscamos desde información a música, gente afín o descargas) porque era altamente distribuida. Si Google centraliza servicios y continúa acumulando peso (por hablar en términos de ponderación matemática) dentro de la misma, la Red no puede considerarse verdaderamente distribuida. Si permitimos que Google sea el poseedor de toda la infraestructura, y bien sabemos que se ofrecerá, la Red no podrá considerarse distribuida. Y ello no tendrá consecuencias dramáticas mientras Google se comporte como una especie de dictador benévolo, como el que considerábamos en el caso de una red altamente centralizada con un nodo que actúe siendo extremadamente permisivo. Lo que sucede es que en el pasado Google ya ha sido descubierto favoreciendo sus propios servicios frente a los ajenos.2.48 Decía J.R.R. Tolkien que la capacidad corruptora del poder alcanza incluso a los dioses, ¿por qué va a estar Google al margen de cometer un abuso?

La neutralidad en la Red. José Alcántara

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Fuente: [versus ]