El Padrino, el Óscar de Nino Rota
Hace ya unas semanas que varios chicos de 2ºA me vienen pidiendo “la partitura de la música de El Padrino“: otro alumno de la misma clase, que estudia guitarra en el Conservatorio y toca la flauta travesera en la Banda Municipal de Mijas, ha sacado las notas gracias a su oído muy bien entrenado y a veces se le oye tocarla por el pasillo, mientras, junto con sus compañeros y compañeras, se acerca al aula de Música para empezar nuestra hora de clase.
Les encanta esa melodía simplemente por cómo suena: ni han visto la película, ni conocen el nombre del compositor y tampoco saben que éste, Nino Rota, ganó un Óscar gracias a esa banda sonora. Tampoco ha vuelto a estar de moda por sonar como fondo de un anuncio; en fin, ninguna influencia extramusical motiva la insistencia de estos alumnos y alumnas, sólo las ganas de aprender a tocar con sus flautas más y más obras musicales.
Aprovechando el día del aniversario de la muerte de Nino Rota, que ocurrió hace exactamente 31 años, les he preparado el ansiado arreglo.
Pero, antes de pasar a la acción, vamos a recordar la obra de este compositor, famoso sobre todo por su música de cine. Además de esa aportación a los largometrajes de Francis Ford Coppola, Rota colaboró con otros grandes directores, entre los cuales destacan Luchino Visconti (Noches blancas, Rocco y sus hermanos, Boccaccio 70 y El Gatopardo) y Federico Fellini (una larga lista de filmes de la que por brevedad sólo citaré Las noches de Cabiria, La dolce vita, 8½, Roma y Amarcord).
Su producción musical no cinematográfica es menos conocida pero no por eso menos interesante: basada en una estética clásico-romántica, tanto por el uso de las formas como de la armonía de ese siglo y medio, tiene su fuerza en las melodías frescas, brillantes y rebosantes de vitalidad e ironía, como las que podemos escuchar en su Concerto per trombone, compuesto en 1966.
Volviendo a su obra galardonada con la estatuilla de Hollywood, realizando este arreglo didáctico para flauta dulce me he encontrado con la necesidad de evitar unas notas demasiado agudas para el nivel del alumnado al que está dirigido. Así que, como mal menor, he optado por suprimir un par de notas graves, que, de todas formas, siguen en el acompañamiento del piano.
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