Alban Berg. A la memoria de un ángel
Pocos meses antes de su muerte, ocurrida hace exactamente 74 años, Alban Berg nos dejaba uno de los conciertos para violín más cargados de lirismo y expresividad que yo conozca. Con las palabras Dem Andenken eines Engels (a la memoria de un ángel), Berg dedicó el concierto a Manon, la hija de Alma Mahler y su segundo esposo, el arquitecto Walter Gropius, fallecida con tan sólo 18 años.
El estreno fue en Barcelona, en el Palau de la Música Catalana, el 19 de abril de 1936. En esta ocasión, además de a la joven Manon, también se recordó al compositor mismo, que no pudo oír su obra maestra instrumental más que en su privilegiada imaginación.
El concierto está construido sobre una serie dodecafónica, lo que, de entrada, puede desmotivar y hasta espantar al oyente que no esté familiarizado con la música no tonal. Sin embargo, la elección de la serie que hizo Berg, algo contraria a los dictámenes de su maestro Arnold Schönberg, es una de las razones por las que esta pieza se encuentra entre las obras dodecafónicas más interpretadas y escuchadas en el mundo.
En efecto, el fundador de la Segunda Escuela de Viena estableció las reglas del dodecafonismo para evitar que cualquiera de las 12 notas de la escala cromática tuviera una superioridad jerárquica sobre ninguna de las demás. Así, además de respetar esas reglas, entre las que destaca la prohibición de volver a emplear una nota antes de que se hayan usado todas las demás, avisaba sobre la necesidad de elegir una serie en la que no aparecieran intervalos que evocaran la tonalidad (p.e. la quinta o la cuarta justas).
Sin embargo su discípulo, tras una introducción que empieza con las cuatro cuerdas al aire del violín, tres quintas justas ascendentes, presenta una serie cargada de referencias tonales:
Podemos reconocer cuatro tríadas perfectas en relación de quinta, sol menor, re mayor, la menor y mi mayor, y más tríadas disminuidas o aumentadas. Las últimas cuatro notas distan un tono la una de la otra formando una sucesión de notas prohibida en la armonía tradicional (diabulus in musica), lo que de por sí constituye otra referencia tonal. Pero hay más: Berg extrajo este fragmento melódico de una melodia de coral, Es ist genug, melodía que cita directamente, con la armonización de Johann Sebastian Bach, en el último movimiento del concierto.
Esta mezcla de tonalidad y dodecafonía, lo que en aquel momento quería decir tradición y modernidad, está hecha con suma sabiduría y gusto exquisito. El resultado lo podemos escuchar en el vídeo siguiente, interpretado por la violinista holandesa Frederieke Saeijs.
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