Todas las Escuelas de Chile con Banda Ancha!

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Sentí mucha rabia y vergüenza al enterarme de esta noticia: luego de intentar por más de un año que las compañías de telecomuniciones ofertaran banda ancha en condiciones razonables para abastecer a 3000 escuelas en áreas urbanas, finalmente sólo se presentó una de ellas a la licitación y que ni siquiera cumplía con todos los requisitos. En la práctica, la licitación fracasó y las escuelas siguen conectadas muy precariamente.

El fondo del asunto es este: Las Escuelas Públicas tienen que mendigarle a las empresas para que les vendan una Internet mala y cara. Aún en el caso de que el Estado les ofrece un trato conveniente estas empresas no están interesadas.
¿Debemos permitir que nuestras escuelas sigan sin una conexión a Internet decente? ¡Por cierto que no! Y con esta última noticia se cruzó el límite de lo tolerable. Yo al menos me comprometo a hacer todo lo que pueda para presionar para que esta situación cambie radicalmente y podamos tener a todas las escuelas conectadas a Internet Banda Ancha lo antes posible. Por cierto, espero que ustedes hagan lo mismo.
¿Una Red de Internet Pública Para Educación? No por ahora

Didier de Saint Pierre, Director de Enlaces (el órgano del Ministerio de Educación encargado de la Informática Educativa,  en declaraciones a La Segunda explicó como opera el modelo chileno en la actualidad: “Las escuelas contratan su propio proveedor de conexión a Internet de manera independiente, no existiendo ninguna administración de la calidad del servicio. La banda ancha que hoy existe responde a un estadio inicial y suele no superar la conexión domiciliaria simple, con la gran diferencia que en las escuelas es compartida por muchos puntos de acceso”.

Todos los que tienen a sus hijos en escuelas públicas -con la excepción de aquellos pocos kilómetros cuadrados de Chile que tienen estándares similares a países desarrollados- saben  que el problema del pobre acceso a Internet sólo un eslabón más en la cadena de desigualdades a las que los chicos se ven expuestos. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la situación se hace más intolerable.

Desde Enlaces nos aclararon el fondo de esta fracasada licitación:  ” El propósito era dar inicio a la construcción  de una “Red Digital de la Educación” (Plan Enlaces 2007 -2010), a través de la conexión de 3000 escuelas urbanas (todas con factibilidad técnica comprobada ya que actualmente tienen banda ancha) a Internet, con anchos de banda que fluctuaban entre los 512 Kb y 4 Mb dependiendo del tamaño de los establecimientos, tuvo que ser declarada inadmisible pues ninguna compañía estuvo dispuesta a garantizar la calidad de estas conexiones. Las empresas de telecomunicaciones no están dispuestas a ofrecer el servicio solicitado y buscan imponer sus modelos de “best effort“, lo cual hoy no es suficiente para las escuelas.”

La idea detrás de esta licitación era justamente revertir esto. Didier de Saint Pierre declaró  al Diario Financiero que “la licitación tuvo que ser declarada inadmisible, porque las empresas de telecomunicaciones no están dispuestas a ofrecer el servicio solicitado. Esta es, sin duda, una llamada de atención que da cuenta de la falta de competencia en el sector”.

Por cierto que estamos de acuerdo con Didier. Es sabido que las empresas -no sólo en Chile sino que en muchos otros países con estructura de mercado similar- no están a la altura de ofertar Internet a los sectores más pobres y menos aún de ofrecer una calidad de servicio garantizado. Eso sin contar el tema del precio que ya hemos discutido varias veces aquí (la tabla de más abajo muestra la crudeza de la situación). De hecho,  estas “fallas de mercado” son tan conocidas que por lo mismo ha permitido que gobiernos más activos intervengan con fuerza para proveer soluciones alternativas.

Las empresas y sus pequeñeces

Sigo citando al Director de Enlaces, esta vez entrevistado por El Mercurio (reportaje de la foto de arriba): “Pusimos como marco de referencia un valor de contrato de US$ 6 millones por 3 mil escuelas durante 3 años. Si promedias, el costo por escuela alcanzaría mensualmente a 1,8 UF por 1 MB, lo que no es poco”. Por cierto no es poco: Para los que leen desde fuera de Chile: esto es alrededor de 70 dólares por asegurar una conexión de banda ancha de 1MB.

Como para contrastar, El Mercurio consultó también a las empresas.  Cito: “Para Osvaldo Silva, gerente del Departamento de Productos de Conectividad de Entel, dijo que cuando conocieron la licitación la analizaron, y por un tema de costos decidieron no participar. Explica que entre los servicios requeridos, muchos iban a ser conexiones inalámbricas y satelitales, porque consideraba sitios rurales. “Esa tecnología tiene un costo de operación carísimo, en especial lo satelital, y ellos estaban planteando un valor que para nosotros no es real”.

Obviamente uno se queda con la duda ¿Acaso no era esta licitación SOLO  para escuelas en áreas urbanas? ¿Tan mal están en Enlaces que ni siquiera  saben la ubicación de sus escuelas? No lo creo. Y esto trae a la mente otras preguntas. Si las empresas no son capaces de ofrecer Internet banda ancha de calidad asegurada en áreas urbanas, ¿Qué pueden esperar los chicos de las áreas rurales?

Esto es un escándalo

La conclusión es evidente: esto es algo intolerable y vergonzoso.

¿A quién culpar? La primera tentación es a no seguir tolerando la pasividad del Estado frente a la indiferencia mercantil de estas empresas, que mal que mal tienen por obligación garantizar que le generan ganancias a sus accionistas.

Cuando uno se da cuenta que en casos como Corea se opta -como política pública- por conectar vía fibra óptica a todas las escuelas del país, inevitablemente sientes que en Chile podríamos hacer algo más.

Pero es muy sencillo culpar al gobierno de turno. Aquí también tenemos que asumir nuestra propia dosis de responsabilidad. No se trata sólo de seguir presionando como “consumidores” en un esquema de mercado.  Aquí se trata de patalear como ciudadanos cansados de la privatización extrema del aire, el agua y la vida. Ya es suficiente.

Sólo digo una cosa: Tenemos que terminar con este paradigma de pasividad que abre las puertas de par  en par a toda clase de excesos del mercado y promueve la narcolepsia de las instituciones públicas. Al final, tanto esas especulaciones inmorales que generen crisis financieras internacionales o el hecho de que tengamos a nuestros niños sin Internet en las escuelas públicas son síntomas de la misma patología y nosotros, trágicamente,  somos a la vez víctimas y victimarios.

Es necesario escribir a los diarios, presionar a los parlamentarios, movilizar a la gente y articular cualquier medio de protesta pacífica destinada a revertir esta indigna situación.
Yo hago un llamado a jugársela por una Red Pública de Internet de Banda Ancha-controlada por el Estado- que garantice que todos los niños, en cualquier parte del país, puedan tener acceso libre, seguro y centrado en el aprendizaje, a las oportunidades que significa la red.