Congreso Escuela 2.0 (I)
Parte de la representación andaluza: Maribel Del Río, profesora del IES Torre del Prado, Massimo Pennesi, profesor del IES Vega de Mijas, Antonio Escámez, Delegado Provincial de Málaga, y Rafael García, Jefe de Servicio de Innovación Educativa de la Consejería de Educación
Las principales críticas que he podido leer en Twitter y en los blogs que, antes de éste, se han hecho eco del Congreso Escuela 2.0 que se celebró durante los dos días pasados en Madrid, se refieren sobre todo al poco espacio dedicado a experiencias en el aula y al poco tiempo destinado al debate.
De hecho, a pesar del programa muy intenso, sólo durante la primera tarde pudimos escuchar algo sobre lo que realmente nos apasiona a los que trabajamos en las aulas: una conferencia sobre innovación pedagógica que nos ofreció Manuel Área y dos horas y cuarto de comunicaciones organizadas por talleres que se desarrollaban simultáneamente en 5 salas. Cuando se publiquen los vídeos de esas 5 mesas podré escuchar las intervenciones a las que no pude asistir personalmente, cuyo contenido es seguramente el que más puede repercutir en mi trabajo de todo lo que nos ofreció el evento.
En la mesa en la que participé presentamos nuestra experiencia en las aulas de 1º y 2º de ESO. De mi intervención hablaré en otro momento: ahora sólo felicitar muy sinceramente a los otros 5 ponentes, que han demostrado cómo se puede motivar al alumnado llevando el mundo al aula y el aula al mundo gracias a Internet y la Web 2.0.
En este sentido, quiero destacar la intervención de Diego Sobrino, en la que describe, entre otras, dos interesantísimas experiencias: un estupendo trabajo de investigación, realizado colaborativamente por su alumnado en un contexto tan significativo como el de su propio pueblo, con el apoyo de la tecnología y de los sistemas de información geográfica e integrando varios ámbitos curriculares, y un congreso “ficticio” sobre la historia de la España del siglo XVII, en el cual los protagonistas fueron los mismos alumnos y alumnas.
La mañana siguiente empezó con una mesa redonda totalmente prescindible en la cual algunas empresas estuvieron magnificando su aportación al Proyecto Escuela 2.0 (y de paso aprovechando para hacer publicidad de sus productos, en algunos casos de manera muy descarada) en general bastante más de lo merecido. La mesa comenzó con el turno de las editoriales, empezando por las representadas por el presidente de ANELE, bien conocido por su animadversión a los repositorios institucionales de contenidos educativos, que en su momento no dudó en definir como competencia desleal, y al profesorado que comparte libre y desinteresadamente sus materiales curriculares, a quienes nos acusó de intrusismo. El tema es candente y merece ser tratado en una entrada aparte, que espero publicar muy pronto.
Por otro lado, sólo dedicaré pocas líneas a las empresas de telecomunicaciones, representadas ayer por dos de las más importantes operadoras de nuestro país, más preocupadas por poner filtros, barreras, antivirus y limitaciones temporales al acceso a Internet que por proporcionar una conectividad de calidad a precios justos.
Tras las pizarras digitales, fue el turno de los representantes de las Administraciones Educativas de algunas de las comunidades autónomas que participan en el proyecto, que explicaron cómo se está llevando a cabo el desarrollo del mismo en la región de su competencia. Aunque estábamos en Madrid, estaba claro que nadie representaría a esta comunidad, que no participa en el Proyecto Escuela 2.0 debido a la infundada y politicamente interesada preocupación de sus gobernantes por la salud ocular de los niños y niñas madrileños: armada de valor y protegida por sus gafas potachóvicas, colándose en el evento al más puro estilo CQC, @yolajb se presentó ante el Ministro de Educación, que acababa de clausurar el congreso para decirle cuatro verdades, de las que destacaré una: “dos no se pelean si uno no quiere”.
Estaba suficientemente cerca como para oír las palabras que intercambiaron los protagonistas de esta escena imprevista y creo haber entendido muy bien el mensaje dirigido al mundo de la política: dejen de usar la escuela y al alumnado como rehenes inocentes de su lucha por el poder. Faltaba una de las dos partes: esperemos que alguien le haya transmitido el mensaje.
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