'Software' libre, clave para la investigación biosanitaria

Vía Roberto Santos me llega el siguiente artículo que transcribo de sus autores David Rodríguez Carenas.

"No por mucho hablar de ello es seguro que todo el mundo sepa lo que es el software libre. ¿Y qué es? No sólo es una herramienta interesante para los informáticos sino que además tiene un futuro tremendo en biomedicina, con un diseño especializado para cada usuario que permite una adaptación rápida", puntualiza Ignacio Molina, vicerrector del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada.

Bien, ahora sabemos que su futuro es prometedor, pero ¿qué es exactamente? La Free Software Foundation define el software libre como las aplicaciones y programas informáticos que permiten a los usuarios libertad sobre su producto adquirido, por lo que éste, una vez obtenido, puede ser empleado, copiado, estudiado, modificado y redistribuido libremente.

"No es gratuito, sino que se puede modificar libremente y ser distribuido. Se sustenta en una plataforma base y sobre ella se hacen las adaptaciones necesarias para cada investigador", añade Molina.

A diferencia del propietario, el software libre "permite hacer variaciones sobre él", señala Juan Julián Merelo, director de la Oficina de Software Libre, creada por la Universidad de Granada con la función de apoyo y difusión activa de todas las ventajas de este tipo de aplicaciones con, por ejemplo, jornadas que traten de la aplicación de este sector a la biomedicina, los juegos infantiles o la economía, aclara Molina.

Seguridad

Según Merelo, se trata de una forma segura de compartir información, por lo que aporta un componente de solidaridad: "El problema está en que aparatos como los secuenciadores vienen con aplicaciones de una empresa y no se pueden utilizar otros".

Otra posible limitación vendría dada por la falta de soporte técnico, pero el director de la Oficina de Software Libre afirma que esto sólo podría suceder con versiones antiguas, ya que "sí hay soporte técnico, aunque no sea una línea de 24 horas".

Al respecto, Molina dice que "con un equipo técnico de apoyo se trata de una herramienta muy flexible".

Al liberar el programa se libera todo, incluida la parte económica: no hay que pagar licencia. Esto podría crear problemas en lo que se refiere a derechos de autor, pero Merelo lo niega: "Al contrario, al crear es necesario dejar clara la autoría del autor de cada línea de la aplicación.

La comunidad del software libre es meritocrática, con independencia de lo monetario. Por el contrario, en el propietario la única autoría es la de la empresa". En cualquier caso, "por el software libre se cobra".

En medicina

En el ámbito médico el software libre da "acceso a una gran cantidad de conocimiento, que se condensa en un programa del que se puede aprender. Por ejemplo, no hay que preocuparse por la versión del programa que tiene el receptor en una transmisión de datos.

En el caso de los arquitectos, el uso de las aplicaciones es más cerrado, pero esto no ocurre en sanidad, donde Administraciones como la andaluza lo promueven", según Merelo.

El director de la Oficina de Software Libre cree que muchos no conocen las posibilidades del software libre, que sobre todo se encuentran en el terreno de la investigación sanitaria, como la inmunología y la bioinformática. "Este tipo de aplicaciones son importantes para el avance de la investigación biosanitaria.

Y a los profesionales de este sector no sólo les interesan las herramientas para publicar sino también, por ejemplo, para dibujar".

Merelo ha aportado algunos ejemplos, como MyExperiment, una aplicación similar a MySpace que permite contar y procesar estructuras moleculares, Zotero, una herramienta que, sobre Windows o Linux, gestiona bibliografía y permite guardar originales en pdf, buscándolos a partir del abstract, nombre de autor...

En este sentido, la organización de literatura médica Public Library of Science (PLoS) exige liberar el software con el que se lleva a cabo un experimento, según Merelo, que añade que "en algunos casos, en el campo de la medicina, son más conscientes del valor que tiene crear experimentos repetibles con este tipo de software.

No hace falta creer lo que hacen otros; se ve lo que llevan a cabo". Otros ejemplos de instituciones que promueven estas herramientas son el Instituto Europeo de Bioinformática, y el Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia."

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